Los habitantes de Guta soportan el fuego de artillería
Los residentes de Guta Oriental solo esperan su turno para morir, mientras soportan el asedio asfixiante, los bombardeos y la artillería de las tropas leales al gobierno de Bashar al Asad, que mantienen sitiado el enclave rebelde.
Unas 38 personas, entre ellas cuatro menores, murieron y cientos resultaron heridas ayer en la región azotada por uno de los bombardeos más intensos en siete años de guerra que, en 48 horas causaron la muerte de 250 personas.
El ritmo de los bombardeos amainó durante la noche del martes, pero su intensidad se reanudó ayer en la mañana, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos desde el Reino Unido. Esto sigue a una escalada masiva de ataques que se inició el domingo en un enclave que es hogar de 400.000 personas.
Las fuerzas progubernamentales disparan cohetes y arrojaron bombas racimo desde helicópteros sobre las ciudades y pueblos del distrito rural a las afueras de Damasco, donde los rebeldes que combaten al presidente tienen su último gran reducto cerca de la capital.
“Esperamos nuestro turno para morir. Esto es lo único que puedo decir”, afirma Bilal Abu Salah, de 22 años, cuya esposa está embarazada de cinco meses en Duma, la ciudad más grande del este de Guta. Temen que el terror del bombardeo adelante el parto. “Casi todas las personas que viven aquí están actualmente en refugios. Hay cinco o seis familias por hogar. No hay comida ni mercados”, afirmó.
La Sociedad Médica Siria Americana (SAMS) denunció mediante un comunicado que desde el martes se registraron siete ataques contra hospitales en Guta, donde murieron tres trabajadores de la ONG.
Mientras tanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió la “suspensión inmediata” de las hostilidades en la zona, y recalcó que el mundo no debe permitir que esta “tragedia humana” continúe.
“Estoy profundamente entristecido por el sufrimiento de la población civil en Guta Oriental. 400.000 personas viven en el infierno en la tierra”, señaló Guterres ante el Consejo de Seguridad, que lleva días negociando una posible resolución para decretar una tregua humanitaria de un mes en Siria para evacuar a enfermos y heridos.
Con Guterres coinciden el presidente francés, Emmanuel Macron, quien pidió un alto el fuego y criticó que el régimen de Bashar al Asad y “algunos de sus aliados” usen como pretexto la lucha contra el yihadismo “para hostigar a los civiles”.
Suecia y Kuwait presentaron la medida al consejo el 9 de febrero, pero las negociaciones han sido difíciles, según diplomáticos, debido a las objeciones de Rusia, que respalda al Gobierno sirio en su ofensiva contra rebeldes en la región.
Sin embargo, ayer Rusia solicitó al Consejo de Seguridad de la ONU realizar una reunión hoy sobre la violencia que azota el enclave rebelde de Guta Oriental en Siria, informó el embajador ruso, Vassily Nebenzia.
Una reunión abierta permitiría a las partes “presentar su visión, su entendimiento sobre la situación y proponer formas de salir de esta situación”, explicó.
El Gobierno sirio y su aliada Rusia, que respalda a Al Asad con su potencia aérea desde 2015, dicen que no atacan a civiles. También niegan el uso de bombas racimo, que es condenado por las Naciones Unidas.
Una afirmación con la que no está de acuerdo el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), que publicó ayer un comunicado en blanco, porque se ha quedado “sin palabras” tras los ataques de ayer.
El documento, titulado ‘La guerra contra los menores en Siria, informaciones de bajas masivas entre niños en Guta Oriental’, solo contiene una frase del director de Unicef para Medio Oriente y Norte de África, Geert Cappelaere: “Ninguna palabra hará justicia a los menores asesinados, sus madres, padres y seres queridos”.
El portavoz de la Legión de la Misericordia, Waiel Olwan, cuyo grupo es una de las facciones que operan en Guta Oriental, indicó que las tropas leales al presidente sirio se movilizan para iniciar una ofensiva terrestre en la región.
Guta Oriental, uno de los primeros bastiones rebeldes que se unió a las protestas contra el régimen en 2011, es controlado por dos grupos disidentes islamitas, el ultraconservador Jaysh al Islam, conocido como Brigada del Islam, con 10.000 combatientes, afiliados al Frente Islámico; y Faylaq al Rahman, con 9.000 militantes, con poca presencia de luchadores de Al Qaeda.
Las dos facciones, que tienen representación en las negociaciones de paz en Ginebra y Astaná, gozan de popularidad en la población. (I)
Miembros de la defensa civil siria evacuan a un civil herido en una camilla en la ciudad de Saqba, en Guta. Foto: AFP