Funcionarios franceses, en huelga contra reforma laboral de Macron
Los funcionarios franceses se manifestaron este martes contra la reforma laboral del presidente Emmanuel Macron. La jornada afectó los servicios públicos y causó alteraciones en el tráfico aéreo dentro del país.
Unos 400.000 empleados públicos participaron en manifestaciones en todo el país, según los cálculos de la Confederación General del Trabajo (CGT), el primer sindicato de los funcionarios en Francia, que toman en cuenta más de 70 protestas entre las 130 convocadas en el país, entre ellas las más importantes.
Por primera vez en la última década, el conjunto de los sindicatos que representan a 5,4 millones de funcionarios, el 20% de la fuerza laboral francesa, convocó una huelga y manifestaciones para dejar claro su “profundo desacuerdo” con las reformas del presidente francés Emmanuel Macron.
La huelga provocó en todo el país el cierre de guarderías, escuelas y numerosos servicios públicos. Solo en París cerraron alrededor de 70 centros escolares.
Una decena de sindicatos del sector de la salud (médicos, farmacéuticos, dentistas) se unieron al llamado del sector paramédico (enfermeros).
El 30% de los vuelos fueron anulados debido a la huelga en la Aviación Civil, que emplea mayoritariamente a funcionarios.
Los vuelos del Aeropuerto de Barcelona-El Prat que conectan con el norte y el centro de Europa registraron retrasos de hasta 2 horas debido a las restricciones provocadas por la protesta.
“Macron, mira tu Rolex, llegó la hora de la revuelta”, corearon los manifestantes en ciudades de Francia. Se trataba de la cuarta jornada de protestas contra las medidas promovidas por el líder de 39 años.
La movilización se realiza cuando Macron -descrito por la oposición como el ‘presidente de los ricos’, que hace mella en la sociedad- continúa utilizando expresiones despectivas hacia los trabajadores.
Los funcionarios, “a los que a menudo se trata de vagos y de aprovechados”, “necesitan respeto”, declaró Philippe Martinez, el secretario general de la CGT, antes del inicio de la manifestación parisina.
El portavoz del gobierno, Christophe Castaner, reconoció por su parte la necesidad de “prestar atención” a las preocupaciones de quienes participaron en esta “importante movilización”.
La víspera, el primer ministro Edouard Philippe se comprometió a “asumir plenamente las medidas tomadas” por su gobierno, al tiempo que mandaba un mensaje positivo a los funcionarios “esenciales”, según él, para “el funcionamiento” de Francia.
Frederic Dabi del instituto de sondeos Ifop expresó que los funcionarios se ven como corderos sacrificados. Luego de apoyar a Macron en la elección presidencial “tienen la sensación que van a pagar las políticas del gobierno”.
La función pública francesa está disgustada por la congelación de sus salarios, el aumento de las retenciones y la supresión de 1.600 puestos en 2018, las primeras medidas de un plan de Macron que contempla eliminar 120.000 empleos para 2022.
La huelga se suma a las protestas que desde septiembre muestran el disgusto de algunos sectores, como el de los jubilados por la reforma fiscal o algunos empleados por la reforma laboral, que facilita a las empresas cesar trabajadores.
La CGT y la formación de la oposición de izquierda radical Francia Insumisa organizaron 3 manifestaciones en septiembre, pero no movilizaron la gente esperada como fue el caso en 2016 con la anterior reforma del código laboral. La desunión sindical tuvo su papel en estas movilizaciones. (I)