Los desaparecidos no le quitan el sueño al dictador Videla
El 26 de octubre de 2011, el periodista argentino Ceferino Reato se encaminó hacia la prisión federal de Campo de Mayo, en las afueras de Buenos Aires, para entrevistar por primera vez al ex dictador Jorge Rafael Videla.
Tres horas y media después, el director de la revista Fortuna llevaba anotada en su libreta una cifra que da escalofrío y que el genocida le confesó de una forma “descarnada” y “fría”: entre 7.000 y 8.000 personas desaparecieron y fueron asesinadas en la época de la dictadura (1976-1983).
Luego de ello, vinieron ocho entrevistas más -que sumaron en total veinte horas-, que concluyeron en marzo de este año y con las que escribió su libro Disposición Final, terminología militar que significa sacar de servicio lo inservible.
El también autor de Operación Traviata y de Operación Primicia cuenta a El Telégrafo detalles de su encuentro con el ex general, quien, pese a lo que confiesa, dice en la entrevista con Reato que no está arrepentido y duerme tranquilo.
En la época de la dictadura, o en aquellos años de plomo como usted los describe, ¿qué pensaba sobre lo que pasaba en su país?
El 24 de marzo de 1976, cuando se produjo el golpe de Estado, tenía 15 años, vivía en el interior de la provincia de Entre Ríos, al norte de Buenos Aires, sin las comunicaciones que tenemos hoy, y no estaba interesado por la situación política del país; tampoco tenía información.
¿Hubo personas cercanas a usted que desaparecieron?
No tuve personas cercanas que desaparecieran por la represión ilegal del Estado ni que hubieran sido alcanzadas por la acción de las guerrillas.
Como periodista, ¿pensó alguna vez hacerle una entrevista al ex dictador Videla?
En mis ratos libres, escribo libros sobre la violencia política en los setenta: Disposición Final es el tercero que he escrito. Pensaba sí en entrevistar a Videla en la medida en que fue el principal responsable de la represión ilegal del Estado y le había enviado un cuestionario escrito a través de un oficial retirado, pero nunca me lo contestó. Por eso, me sorprendió gratamente cuando aceptó la primera entrevista.
¿Cuánto tiempo demoró para que se la concediera?
Yo estaba investigando para un libro diferente y por eso fui a la prisión federal de Campo de Mayo, en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, para entrevistar a dos militares presos que habían estado destinados en la provincia de Córdoba. Al final del horario de visitas, cuando me estaba retirando, vi que venía Videla con su esposa; me presenté y le pedí una entrevista; él recordaba el cuestionario por escrito y me la concedió para el último miércoles de octubre, el año pasado.
¿Por qué tituló a su libro Disposición Final?
El título se debe al nombre con el cual los militares llamaban a la detención, la muerte y la desaparición de cada una de las víctimas: Disposición Final. Como admite el ex dictador en el libro, son dos palabras militares que implican el destino de una cosa (por ejemplo, una ropa) cuando ya no tiene vida útil.
¿Por qué cree que Videla recién habla ahora?
Creo que comprende que ya tiene 86 años, que pasará el resto de su vida en prisión, y quiere dar su versión sobre lo que sucedió. Dice que tiene “una herida en el alma”, que consiste en explicar a la sociedad argentina qué pasó.
El ex general le confesó que fueron entre 7.000 y 8.000 personas asesinadas en la dictadura, ¿cree que dice la verdad?
Es difícil saber cuándo un entrevistado dice toda la verdad. Creo que es la cifra que él maneja, que está en línea con los registros que se tienen, tanto en el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado, que tenemos acá en esta ciudad, como en los listados de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep).
El poeta argentino Juan Geldman, que sabemos sufrió la pérdida de familiares en la época de la dictadura, ironizó sobre la cifra de las 8.000 muertes, él afirma que fueron 30.000, así como la Conadep...
... Es una cifra muy difundida, pero la verdad es que nadie puede explicar cómo surgió. No hay ningún listado con 30 mil nombres y apellidos. La Conadep nunca habló de 30 mil sino de casi 9 mil desaparecidos. En su último libro, Sergio Schoklender, ex apoderado de las Madres de Plaza de Mayo, dijo que la cifra de 30 mil “fue un invento” de Hebe de Bonafini, titular de un sector de las Madres.
Graciela Fernández Meijide, ex secretaria de la Conadep y madre de un joven desaparecido, sugiere que la cifra de 30 mil surgió en el exilio, en Europa, para lograr un mayor impacto en la opinión pública europea. Entiendo que el gobierno tiene la respuesta sobre cuántos fueron: debería surgir de la lista de indemnizaciones cobradas por los familiares de las víctimas de la dictadura, pero el gobierno no quiere darla a conocer.
Cuando se vio cara a cara con él, aparte de los crímenes, ¿qué otra confesión le impactó?
Me impactó la omnipotencia con la que pretendieron moldear a la sociedad argentina como si fuera de goma, y la imprevisión con la cual casi nos llevan a la guerra contra Chile, una guerra que nos hubiera desangrado a ambos pueblos.
Cuando Videla dejó la presidencia y fue reemplazado, los militares terminaron llevándonos a otra guerra, la de Malvinas, sobre la cual todavía estamos llorando y sufriendo sus consecuencias.
Hay una frase de Videla que llama la atención, en la que dice que “no había otra solución” más que desaparecerlos, ¿cómo se lo confesó y cuál fue su reacción?
Me lo dijo con el mismo estilo de siempre: articulado, frío, descarnado. Me impresionó mucho ese modo de explicar decisiones y situaciones tan graves.
¿Cree que Videla está arrepentido y puede dormir tranquilo?
Él dice que no está arrepentido y que duerme muy tranquilo. Cree en Dios y considera que Dios no lo ha abandonado.
Tras la publicación del libro, ¿su vida ha cambiado?¿ha recibido algún tipo de amenazas?
Mi vida no ha cambiado y espero que no cambie. Nunca he recibido amenazas, afortunadamente. Creo que me ayuda el estilo con el que escribo: trato de establecer una relación directa entre los entrevistados y los lectores; no hago que las declaraciones de los entrevistados pasen por mis juicios de valor, porque creo que los lectores quieren información y libertad para juzgar sin mis influencias.
Me considero solo un periodista, que busca y comunica información nueva y relevante, y no caigo en la tentación de juzgar porque no me considero juez ni fiscal ni policía.
¿Luego de Disposición Final qué viene?
No lo sé; me gustaría escribir el libro que tenía entre manos cuando cambié de tema y escribí Disposición Final.
¿Cuál era ese libro?
Uno sobre hechos ocurridos en la provincia de Córdoba, a mediados de los años setenta.
¿Temas sobre la dictadura?
Sí, exacto.