Washington.-

Donald Trump tuvo su primera gran derrota electoral justo cuando se cumplió un año de su inesperada victoria en las presidenciales de Estados Unidos. Los republicanos perdieron los comicios para gobernador celebrados el martes en los estados de Virginia y Nueva Jersey.

La Alcaldía de Nueva York también quedó en manos demócratas al ser reelegido Bill de Blasio (66,1% de votos), lo que permite al partido verse reforzado tras la amarga derrota vivida el pasado noviembre.

Los resultados develados equivalen al repudio general de lo que los críticos llaman la política divisoria de Trump, a la vez que constituyen una prueba sobre la influencia presidencial de frente a las batallas electorales por venir.

Ralph Northam, gobernador electo de Virginia. Foto: AFP

La derrota más hiriente fue la de Virginia, donde la carrera por la Gobernación tenía todos los elementos para terminar con final de fotografía, pero el vicegobernador demócrata Ralph Northam barrió a su rival republicano, Ed Gillespie, por un inesperado margen de nueve puntos.

Los votantes eligieron a Northam, el vicegobernador, entre el 54% y 45% por encima de Gillespie, como parte de una impresionante redada demócrata en las oficinas estatales, incluido el vicegobernador y el fiscal general.

En su discurso de victoria, Northam, pediatra de 58 años y veterano del Ejército, dijo: “Virginia nos ha dicho que terminemos con la división, que no condonemos el odio y el fanatismo, y que terminemos con la política que ha desgarrado a este país”.

Trump, de gira por Asia, no tardó en reaccionar desvinculándose de la derrota; recordó que Gillespie no es su candidato y señaló en un tuit que aunque “trabajó duro” no se adhirió a lo que él representa.

La Gobernación de Virginia no es el único mazazo para el presidente y su partido. Con el triunfo en Nueva Jersey de Philip Murphy, exbanquero de Goldman Sachs, un demócrata volverá a gobernar Nueva Jersey tras los dos mandatos del republicano Chris Christie.

Phil Murphy, gobernador de Nueva Jersey. Foto: AFP

Los demócratas sumaron avances trascendentales en las legislaturas estatales de Virginia y Nueva Jersey, y triunfos en disputadas carreras locales en los estados Nuevo Hampshire y Florida.

Como ya se esperaba otro anti Trump, como Bill de Blasio, barrió en las municipales de Nueva York.

De Blasio, que durante la campaña se mostró defensor de los neoyorquinos ante el presidente estadounidense, se ganó el segundo mandato al superar con el 66,1% de los votos a su rival republicana Nicole Malliotakis, que obtuvo el 28,1% tras el 97% del escrutinio de los centros de votación.

“Si usted se vuelve contra los valores de su ciudad natal, esta resistirá”, dijo De Blasio al presidente Trump, nativo de Nueva York, bajo los aplausos de sus seguidores reunidos en el Brooklyn Museum.

“Vamos a defender el sistema de salud”, precisó el alcalde demócrata, en alusión a los esfuerzos de Trump por desmantelar el denominado Obamacare. “Vamos a defender a los inmigrantes (...) ¡Cuando los inmigrantes son atacados, somos todos nosotros los atacados!”.

Bill de Blasio es un ítalo-estadounidense, oriundo de Brooklyn. Está casado con una mujer negra y es popular entre la población afro hispana, que representa el 53% de los neoyorquinos. (I)