La coalición militar, liderada por Estados Unidos, es incapaz de debilitar a Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, pese a los continuos bombardeos contra sus agrupaciones en un año, dijeron fuentes oficiales.

“No observamos una degradación significativa del número de miembros de esta organización, que en total agrupa a unos 30.000 efectivos, señaló un funcionario del Departamento de Defensa a la agencia noticiosa estadounidense AP, bajo la condición del anonimato.

La fuente aseguró que la coalición logró retomar apenas 9% del territorio bajo control de los fundamentalistas este año, mientras las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) norteamericanas tuvieron éxito en la captura o eliminación de importantes líderes del EI.

Por otra parte, Harleen Gambhir, experto en antiterrorismo del Instituto para el Estudio de la Guerra, considera que el EI mantiene la capacidad para planificar y ejecutar campañas militares convencionales y realizar ataques terroristas.

Esta evaluación contrasta con la del exjefe del Comando Central del Pentágono, general retirado John Allen, quien aseguró en un evento en Aspen, Colorado, que los integrantes de dicha entidad extremista están perdiendo la lucha contra la coalición en Irak y Siria.

En este contexto, Michael McCaul, quien encabeza el comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, aseveró que “Estados Unidos está perdiendo la guerra contra el EI y en general toda la contienda antiterrorista”.

Desde el 8 de agosto de 2014 la aviación militar estadounidense actúa contra blancos de los irregulares en suelo iraquí, con el apoyo de Australia, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Jordania, los Países Bajos y el Reino Unido.

En territorio sirio, y sin la anuencia del Gobierno de Damasco, las aeronaves del Pentágono operan desde el 23 de septiembre pasado, y para realizar dichas incursiones cuentan con la ayuda de medios aéreos de Baréin, Canadá, Jordania, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

Según informes oficiales, Washington y sus aliados han realizado más de 4.800 bombardeos contra agrupaciones de EI, a un costo que rebasa los $ 3.000 millones.

Diferencias reduce la efectividad

El Estado Islámico controla un territorio equivalente a 207.000 km², habitado por unos 10 millones de personas; libra guerras en siete países: Afganistán, Irak, Libia, Nigeria, Siria, Somalia y Yemen; tiene una veintena de franquicias en el mundo; maneja una campaña sofisticada de comunicación y reclutamiento, y goza de capacidades estratégicas envidiables, como lo ilustran los ataques simultáneos realizados en Túnez, Francia, Kobane y Kuwait a finales de junio, detalla la Arlene B. Tickner, en un análisis publicado en El Espectador.

La analista destaca que la rivalidad y diversidad de intereses de los miembros de la coalición dificultan una acción coordinada y decisiva contra EI.

Estados Unidos e Irán son un ejemplo. Por más que ambos lo estén combatiendo en Siria e Irak, y que el recién firmado acuerdo nuclear facilite la cooperación, tienen motivaciones distintas y ninguno quiere permitir que el poder del otro aumente en la región.

En el caso de Turquía, que acaba de ingresar a la coalición, derrocar al régimen de Al Asad (respaldado por Irán) e impedir la unidad territorial de los kurdos son sus objetivos.

Así, explica Tickner, sus recientes bombardeos están pensados no solo para combatir a EI sino para atacar al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), con el que existe un proceso de paz inconcluso.

Ello aumenta la posibilidad de discordia en el interior de la coalición, ya que los militantes kurdos en Siria (respaldados por EE.UU. por ser los más efectivos en replegar a EI) mantienen relaciones con el PKK. (I)