Militantes y hasta funcionarios del Gobierno nacional están convencidos de que Mauricio Macri lleva adelante una verdadera ‘revolución’ en Argentina. Tan fuerte es su creencia que activistas de la juventud macrista mandaron a hacer una taza con la inscripción ‘Macri es Revolución’ y en el reverso el rostro del presidente caracterizado como el mítico guerrillero argentino Ernesto ‘Che’ Guevara. Una de esas tazas fue vista en un estudio de la Casa Rosada, sede de gobierno.

Esta ‘revolución’, de estilo conservador, está dejando vencedores y vencidos en el camino. En este último grupo se encuentran 1,4 millones de nuevos pobres creados en los primeros 10 meses de gestión y en especial en esos miles de personas que en los últimos tiempos hicieron largas filas en Buenos Aires y en Rosario para llevar a sus hogares un litro de leche, tres frutas o un puñado de hortalizas repartidas por gremios o productores que intentaron visibilizar así la difícil situación que atraviesan sus sectores en medio de la crisis.

También en este grupo están las decenas de miles de trabajadores que perdieron sus empleos y los pequeños y medianos empresarios que sufren la recesión y la caída del consumo. Los comercios cerrados que se ven en las grandes ciudades del país son una postal difícil de digerir.

Macri no heredó un lecho de rosas. Más bien recibió un país con una compleja situación económica y social agravada por una corrupción galopante con 16 exfuncionarios ya procesados y una insostenible manipulación de estadísticas. Argentina había dejado de calcular la pobreza, según la nueva y creíble medición oficial, al 32,2% de la población. Pero Macri es responsable por esos 1,4 millones de nuevos pobres creados en su gestión, algo así como 4 puntos más en 10 meses. Solo en la capital, según cifras oficiales, hay 100.000 nuevos pobres.

Sin embargo, no todas son malas noticias. La ‘revolución’ macrista dejó también un pequeño ejército de ganadores.  

El consumo suele ser una buena medida para identificar sectores que han recuperado su potencialidad. Y los ejemplos son abundantes. Mientras el consumo de alimentos básicos decrece en los sectores afectados por la crisis (caída de 3,1% en septiembre según el diario Página 12), aumenta la venta de artículos de lujo.   

Uno de los ejemplos más claros se da en la venta de automóviles. El auto preferido de la clase media, el Volkswagen Gol ($ 13.000), dejó de ser el vehículo más vendido del país austral. Su lugar fue tomado por una camioneta 4x4, la Toyota Hilux, de $ 42.500, según el último informe de Acara, la Cámara de concesionarios de autos.

Pero hay más: las ventas de BMW ($ 105.000) aumentaron 380%, las del Volvo ($ 180.000) 203%; Land Rover ($ 140.000) 72% y Jaguar ($ 198.000) 25%. Las ventas de  Mini Cooper se incrementaron 237%; las de Audi 22%; Alfa Romeo 12%, Subaru 136%, Jeep 739%, Honda 66%, Nissan 26% y Mercedes Benz 7%. Entre todas estas marcas se vendieron 26.388 unidades en solo nueve meses, en comparación con las 17.556 de igual lapso de 2015.

¿A qué se debe este aumento? La respuesta es simple: el Gobierno rebajó de 50% a 20% la alícuota de impuestos internos sobre esas unidades de lujo. El Estado resignó así ingresos tributarios que ahora son aprovechados por la clase más acomodada, ya beneficiada por la quita de retenciones a la exportación de granos y a la minería.

También aumentaron los viajes al exterior. Según las estadísticas oficiales, entre enero y julio de este año hicieron turismo fuera del país 1’985.000 personas, 22,1% más que en el mismo período de 2015.

La consultora CCR Cuore, en un informe, dijo que el sector ABC1 (que reúne al 5,2%  de la población más acomodada con un ingreso familiar de 150.000 pesos mensuales, casi $ 10.000) es el único que sostuvo hasta agosto pasado sus niveles de consumo. El resto de la sociedad sufrió pérdidas en su poder de compra. (I)

DATOS

Pocos días después de haber asumido su mandato como presidente, Mauricio Macri y su ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, terminaron con lo que se conocía como el cepo cambiario, devaluando en 30% el poder del peso en solo un día.

Otra de las máximas de la campaña de Mauricio Macri fue la ambiciosa idea de una Argentina sin pobres. El mes pasado se difundieron las estadísticas oficiales que plantearon un escenario de 32,2% de pobreza en el país.

Este año se ha caracterizado por las idas y venidas con los aumentos en los servicios públicos, que alcanzaron ‘subas’ de hasta un 2.000% a ciudadanos que se les hacía imposible afrontar ese gasto. Luego de amparos y manifestaciones, el Gobierno dio marcha atrás y estableció topes en los aumentos que rondan el 400%.