Los antitaurinos pasan a la ofensiva en Perú
Los movimientos antitaurinos en Perú han comenzado una intensa campaña para lograr la prohibición de las corridas de toros en el país, en el que se celebran más de 400 festejos al año de esta tradición que comenzó en el siglo XVI.
Desde 2009, diversos movimientos contra las corridas de toros recorren el país con iniciativas que buscan "no solo beneficiar a los animales, sino también a la sociedad, porque la violencia nos afecta a todos", según afirmó a Efe el argentino residente en España Leonardo Anselmi, director de la Fundación Franz Weber.
Anselmi, el gestor de la iniciativa que logró la abolición de las corridas de toros en Cataluña, ha llegado a Lima para apoyar una campaña similar, que impulsa la organización local Perú Antitaurino y que está siendo apoyada por congresistas de diversas agrupaciones políticas.
"Nosotros consideramos que las corridas de toros son la forma más descarada que tiene un sector reducido de la sociedad para expresar la violencia que se ejerce sobre los animales en general", afirmó a Efe el representante de Perú Antitaurino Luis Berrospi.
Añadió que su organización está "encauzando la demanda ciudadana para que se prohíban las corridas de toros" con el objetivo de que "todos los animales sean tomados en cuenta, que estén dentro de nuestra consideración moral".
"La corrida de toros, quizá, es la punta del iceberg. Es ese maltrato explícito, evidente y que además forma parte de un espectáculo", acotó Anselmi.
La última encuesta sobre este tema, realizada en 2008 por la empresa privada Datum, señaló que el 68 % de los peruanos estaba en contra de las corridas de toros, frente a un 9 % que se encontraba a favor.
Asimismo, un 66 % de los encuestados dijo que le gustaría que se prohíban las corridas de toros por ley, frente a un 16 % que opinó lo contrario.
Las iniciativas antitaurinas en Perú comenzaron en 2009, cuando decenas de activistas se manifestaron frente a la Plaza de Acho con pancartas, consignas y representaciones de toros heridos.
En 2010, los activistas llegaron a un centenar y realizaron una protesta disfrazados de "vacas viudas", que lloraban y velaban a sus toros muertos mientras lanzaban arengas como "la muerte y la tortura, no es arte ni cultura".
En la actualidad, representantes de once ciudades del país se han unido al movimiento y un grupo de congresistas de diferentes bancadas han conformado un Bloque Multipartidario para la Protección de los Animales.
"En este periodo legislativo de 2011 estamos preparando una serie de proyectos de ley para prohibir las corridas de toros. Uno de ellos está orientado a la protección de la infancia para que no se permita que sea testigo de estos eventos de violencia", señaló Berrospi.
Perú Antitaurino también ha iniciado la recolección de 60.000 firmas a fin de presentar una "iniciativa legislativa ciudadana" ante el Congreso de la República para que la prohibición de las corridas de toros sea debatida por el pleno del legislativo.
El experto Raúl Aramburú señaló, en un artículo publicado en la revista "Qué hacer", que la corridas de toros implican "un ritual profundamente arraigado en el acervo cultural del poblador peruano", pues se remontan a 1538.
Aramburú precisó que cada año "se celebran, aproximadamente, cuatrocientos festejos taurinos", por lo que se trata de un espectáculo más presenciado en el país "que los partidos de fútbol".
Algunos aficionados y asociaciones taurinas postulan, en el sentido de que se debe proteger las tradiciones y expresiones culturales incorporando las corridas de toros como Patrimonio Mundial Cultural Inmaterial de la Unesco.
Perú Antitaurino anuncia, por contra, que está trabajando para impedir que esta iniciativa sea tomada en cuenta por la organización de las Naciones Unidas.
Berrospi también dijo que Perú se encuentra retrasado en cuanto a iniciativas contra las corridas de toros, ya que estas se dieron en 1823 en Chile, en 1918 en Uruguay, en 1954 en Argentina y en 2010 en Nicaragua y Cataluña (España).
Para Anselmi el tema es claro: "las corridas de toros se han quedado fuera de la moral de nuestra época. Vivimos en un momento donde tenemos que volver a reconciliarnos con la naturaleza y reflexionar sobre el trato a los animales".