Al menos 52 civiles murieron ayer en Siria, 42 de ellos en Deir Ezzor, una ciudad del este del país en la que el ejército lanzó un ataque al amanecer, pese a las protestas internacionales y al llamado del Papa por la represión contra opositores de Bashar al Asad.

En su primera reacción desde el inicio de las manifestaciones en Siria, a mediados de marzo, la Liga Arabe llamó a las autoridades sirias a poner inmediatamente fin a la violencia. El secretario general de la Liga Árabe, Nabil el Arabi, pidió ayer  a las autoridades sirias que acabe con  las ofensivas militares para evitar el derramamiento de sangre de civiles.

En un comunicado, Al Arabi condenó, por primera vez, la represión de las fuerzas de seguridad sirias de las protestas contra el régimen de Bashar al Asad, que se ha recrudecido desde el inicio del mes del ramadán y ayer  causó varias decenas de muertos.

Cada vez más aislado en el plano internacional, el régimen sirio anunció la víspera elecciones legislativas libres y transparentes antes de finales de año, mientras que Washington, Berlín y París estudiaban nuevas medidas contra Damasco.

Según el jefe de la Liga Siria de Derechos Humanos, Abdel Karim Rihaui, al menos 52 civiles murieron el domingo en Siria durante operaciones militares, 42 de ellos en la ciudad de Deir Ezzor (este), tomada por asalto por el ejército.

El papa Benedicto XVI lanzó ayer un llamado urgente a las autoridades sirias para responder a las aspiraciones legítimas de la población y a la comunidad internacional a reactivar la búsqueda de un plan de paz en Libia.