“Lidiará con fuerte oposición de sectores de la derecha”
Luego de unas elecciones polarizadas y reñidas, Perú ha elegido a Ollanta Humala como Presidente de la República, el mismo que planteó una agenda de cambios en el modelo económico en la primera vuelta, pero que tuvo que moderarla para lograr derrotar en segunda vuelta a Keiko Fujimori, hija del ex presidente Alberto Fujimori. Ella, a pesar de contar con el apoyo de los grandes medios de comunicación nacional, de los empresarios y del conservador arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, no logró convencer a los electores de que lo suyo no era la continuación del gobierno de su padre, que está preso por delitos de corrupción y crímenes de derechos humanos.
Humala alcanzó la victoria en su segundo intento y, a diferencia de 2006, en que fue derrotado por el presidente Alan García, tuvo una agenda mucho menos radical y marcó en todo momento sus distancias con el proyecto bolivariano de Hugo Chávez, poniendo énfasis más bien en sus vínculos con el Partido de los Trabajadores de Brasil y con el ex presidente Lula. Pero como eso no era suficiente para triunfar, Humala buscó y consiguió el apoyo inesperado de uno de los más importantes representantes del liberalismo en el Perú, el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, que solo un año atrás había considerado que una elección entre Ollanta y Keiko habría sido como tener que optar entre el sida y el cáncer terminal.
Humala será, pues, el primer presidente de izquierda del Perú, aunque él mismo no acepta este calificativo prefiriendo el de nacionalista, y tendrá que lidiar con una fuerte oposición de sectores de derecha que ven su ascenso al poder como la amenaza al modelo económico instaurado por Alberto Fujimori a inicios de los años 90 y que ha permitido en la última década un significativo crecimiento económico, aunque con una tendencia al aumento de la desigualdad. Pero también tendrá que lidiar con las expectativas generadas por sus promesas electorales en amplios sectores de la población de la Sierra y la Amazonía, que le han dado su voto esperando un cambio en las políticas extractivistas del gobierno de García, que han generado una alta conflictividad social por la presión sobre recursos clave, como la tierra y el agua.
El reto de Humala es enorme y en los próximos días se espera que anuncie quiénes serán los responsables de ocupar los principales cargos ministeriales, así como cuáles serán las primeras medidas que tomará su gobierno a partir del 28 de julio. En ese momento se verá cuán profundo o superficial será el cambio que el presidente electo piensa llevar a cabo y por el cual Perú optó.