El funeral de Estado en memoria del expresidente de EE.UU., George H. W. Bush (1989-1993), fallecido el 30 de noviembre a los 94 años, se realizó ayer en la Catedral Nacional de Washington con la presencia del mandatario  Donald Trump y de cuatro exdirigentes del país.

El servicio fúnebre inició a las 11:00 y asistieron la canciller alemana, Angela Merkel; el rey Abdalá II de Jordania, entre otras personalidades. Trump y su esposa, Melania, se sentaron en primera fila del templo al lado de los expresidentes Barack Obama (2009-2017), Bill Clinton (1993-2001) y Jimmy Carter (1977-1981), acompañados de sus respectivas esposas, Michelle, Hillary y Rosalynn.

El expresidente republicano George W. Bush (2001-2009), hijo del fallecido, llegó con su familia. 

Bush hijo ensalzó la “integridad” con la que su padre sirvió a EE.UU. “Fue un gran presidente, un diplomático de capacidad inigualable”.

El funeral estuvo cargado de símbolos y detalles que crean relatos, y de ahí el protagonismo de Sully, el perro guía de Bush, cuya imagen tumbado en el piso, velando el cadáver de su dueño, conmovió al mundo; al igual que  el sobrecogedor saludo del senador Bob Dole, de 95 años, que llegó en silla de ruedas ante el ataúd y, con ayuda de un asistente, se levantó para cuadrarse ante su viejo rival de las primarias republicanas de 1988.

Los restos de Bush descansarán junto a su esposa, Barbara, en la Biblioteca Bush situada en la localidad de College Station, Texas. (I)