Líbano, un estallido que enmudece al mundo y que retumba en Guayaquil
Ali Ghandoura, joven libanés de 23 años, narra aún atónito desde Líbano para El Telégrafo que cuando fue la explosión se encontraba a unos dos kilómetros del sitio enviando un audio a su novia y que lo primero que hizo fue correr porque la detonación fue estruendosa, "nunca ni en 2006 cuando fue la guerra escuchamos una explosión tan fuerte'". Lee la prensa de su ciudad, Beirut, y dice que allí informan sobre 100 muertos y 4.000 heridos, pero que lo más preocupante para él son las más de 200 personas desaparecidas porque sus familiares no las encuentran, "aunque creo que ya murieron".
Ali manifiesta que toda la ciudad venía insistiendo en que trasladaran la bodega de nitrato que llegó al puerto de Beirut hace 6 años por el peligro que representaba, pero ningún político los escuchó, aunque también sostiene que mucha gente en Líbano sospecha que lo del martes fue un ataque del Ejército de Israel, que quiso enviar un mensaje intimidatorio a los miembros de Hizbulá.
Luis Hanna, hijo de libaneses y miembro de la colonia libanesa de Guayaquil, tiene a dos sobrinas en Líbano a las que afortunadamente no les sucedió nada, a pesar de que viven cerca de la explosión; sin embargo, la casa de su hermana está totalmente destruida, un departamento en un edificio moderno que estaba adecuando, motivo por el cual no se encontraba nadie allí en el momento de la explosión.
"Lo que se perdió ahora no se perdió nunca", relata compungido. Sus sobrinas le han enviado fotos donde se observa una ciudad en ruinas, con casas y vehículos destruidos.
"Veo las fotos y parece como si la tierra se hubiese hecho pedazos debido a un terremoto, lo que demuestra la gravedad de esta tragedia", relata Hanna. La explosión fue en el puerto en donde la aduana almacenaba explosivos y lo más sorprendente es que el Buque Escuela de Brasil estaba acoderado en el muelle minutos antes de la explosión, pero no le sucedió nada, sin embargo otros buques no corrieron con la misma suerte.
"No hay ningún libanés en Guayaquil que no tenga familia en ese país, de todos modos, a pesar de la explosión y sus daños, las comunicaciones no se han interrumpido", señala.
Hussen Atwi, libanés propietario del restaurante de shawarma El Libanés, en Guayaquil, relata que las cosas están muy mal en Líbano, que no hay petróleo y que si se quiere comprar comida no se puede porque todo es muy caro. "Allá la gente ahora solo quiere salir para un país donde la moneda sea el dólar; la libra libanesa es nuestra moneda y un dólar equivale a 7 mil libras, es como Venezuela, hay comida pero muchas personas no tienen dinero para comprar".
Si antes la situación ya estaba mal, ahora por la política y por los partidos todo está peor, asegura. En Líbano viven alrededor de 150 ecuatorianos que descienden de libaneses, todos se encuentran bien.
Óscar Nader Badaro nació en Beirut, vive en Guayaquil desde hace 49 años y forma parte de la comunidad libanesa, conformada por alrededor de 300.000 personas entre libaneses y descendientes de libaneses. Tiene 6 hermanos en Líbano, uno de ellos mellizo y todos se encuentran ilesos, aunque todavía sobresaltados por los momentos tensos que vivieron el día de la explosión que ha dejado hasta ahora 135 muertos, 4.000 heridos y centenares de desaparecidos.
"La cifra de personas desaparecidas es incierta principalmente por dos hechos: la explosión fue tan grande que destruyó inmensas instalaciones, de modo que podrían estar debajo de los escombros, o cayeron al mar debido a que el epicentro de la tragedia, una bodega con 2.750 toneladas de nitrato de amonio se halla cerca de la bodegas 12, galpón donde estaban embodegados dichos productos químicos", señala.
Sobre la explosión manifiesta que se entretejen varias hipótesis que van desde un atentado por parte de Israel contra un depósito de armamento y productos bélicos perteneciente a Hizbulá, ubicado a pocos metros de la bodega de los productos químicos, hasta el descuido de unos trabajadores que estaban soldando una puerta en la bodega adyacente donde reposaba el nitrato y al marcharse se generó un incendio que llevó a producir la conflagración. Pero todas son suposiciones, remarca, esos escenarios dejan muchas interrogantes.
Mientras tanto, al ver los hospitales desbordados, los monasterios y las organizaciones de servicios sociales han abierto sus puertas para recibir a los heridos y a los sin techo para así aliviar la presión sobre el sistema. Otros fueron transportados a diferentes regiones en las afueras de Beirut o donde familiares.
Hoy se espera la visita de Emmanuel Macron, presidente de Francia, así como de otros delegados de la Unión Europea y demás países del Golfo. El escenario que se presenta es difícil además por el veredicto del día viernes del tribunal de La Haya sobre el caso del atentado del señor Rafik Hariri, que imputaría directamente -al parecer- a elementos de Hizbulá, lo que atizaría el fuego del triste escenario que ya vive la capital libanesa.
En estos últimos meses se recrudecieron las marchas para pedir un cambio de régimen y el retorno político a la neutralidad, una característica de Líbano en sus relaciones internacionales, debido a la corrupción y al control de la política por parte del partido de Hizbulá, brazo político y militar de Irán en Líbano,
La capital de Líbano depende económica y urbanísticamente de este puerto marítimo desde hace siglos y a este cataclismo se suma el covid-19 y la tremenda crisis financiera que tiene al sistema de cabeza desde hace más de un año.
Líbano importa más del 80% de sus productos alimenticios y eso hace que este puerto sea vital para su economía, sumado al hecho de que es una ciudad destrozada y apesadumbrada, cuyos mayores ingresos vienen del turismo y los servicios bancarios, hoteleros y empresariales. Todo esto prevé tiempos duros y difíciles que el pueblo libanés tendrá que sobrellevar y enfrentar con optimismo, cualidades que nunca les faltaron a través de su historia.
Por su situación geográfica, Líbano es el país de los refugiados pero también el portavoz del "Líbano mensaje", lo que había dado hasta hace poco un equilibrio a una región convulsionada como es el Oriente Medio, donde nacieron Cristo, Moisés y Mahoma, los líderes de las religiones monoteístas más importantes.
Facsímil enviado por Ghandoura sobre la petición enviada para que trasladen la bodega
Durante el gobierno de Najib Mikati entró el envío de nitrato de amonio, cuando era ministro de Transporte Ghazi Al-Aridi y director General de Aduanas, Shafiq Merhi. La oficina de abogados apeló al juez de asuntos urgentes en Beirut para liberar a la tripulación de Baroudi and Company Tania, pero la jueza de asuntos urgentes en Beirut a principios de 2014 decidió ingresar el envío y liberar a la tripulación del barco. Los jueces han hecho trámites desde que se introdujo el envío: el juez Nadim Zwain, en 2014; el juez Zulfa Al-Hassan, en 2015; el juez Gad Maalouf, en 2016. En cuanto a los delitos más graves, la seguridad del Estado presentó un informe al presidente Al-Hammar Saad Al-Hariri y su ministro del Interior, Raya Al-Hassan, hace un año, sobre la seriedad de los artículos y nadie movió un solo dedo. Estos son los nombres de las personas que no hicieron nada. Ciertamente no olvidamos el sistema corrupto en su conjunto.
Radiografía social, política y económica de Líbano
La explosión que ha vivido Líbano el día martes podría decirse que son las convulsiones de un cuerpo enfermo que no soportaba más la fiebre. A la crisis sanitaria, producto de la pandemia, que tiene desbordados los hospitales, se suma la crisis económica, con unas negociaciones suspendidas con el FMI y una deuda pública que bordea el 170% del PIB.
El 20 de octubre del año pasado Hassan Diab asumió como primer ministro luego de que unas manifestaciones presionaran la salida del gobierno de coalición, que había obligado a renunciar al exprimer ministro Saad Hariri, sin embargo la población rechaza a Diab (asumió el cargo a inicios de este año), por no haber dado paso a las reformas necesarias para soportar una economía alicaída que ha entrado en mora y que ve cómo la libra libanesa se pulveriza frente al dólar.
4.5 millones de habitantes han caído bajo el umbral de pobreza, los precios han aumentado un 60% y cerca de 200.000 personas han sido despedidas de sus trabajos, lo que equivale a una tasa del paro del 35%.
La explosión sucede dos días después de que terminaran las festividades musulmanas de Eid El Adah y bajo cuarentena estricta por el repunte ostensible de casos de covid-19 (aumentaron 3.000 en los últimos días, llegando a 5.000 en total), pero hay sospechas de que los casos sin diagnóstico pueden llegar a ser decenas de miles y a esas cifras se suman los heridos tras la explosión del martes, que superan los 4.000.
Durante 15 años las guerras civiles (1975-1990) sumieron al Líbano en un caos que dejó entre 120.000 y 150.000 muertos y aunque actualmente no viva una guerra declarada se ha convertido en el escenario donde poderes internacionales y regionales se arremolinan para medir fuerzas y zanjar disputas.
En Líbano cohabitan 18 grupos confesionales reconocidos oficialmente y cada uno reclama su cuota política, por eso y para que se hagan las reformas necesarias el pueblo libanés viene manifestándose en las calles desde hace 9 meses. Exigen la dimisión de los políticos de turno, a los que acusan de llevarse el dinero y repartirse el poder en función de las 18 cuotas confesionales.
Además de la hambruna, que ha adoptado ribetes de gravedad, asolan los enfrentamientos entre las diferentes facciones que extrañan el poder. También hay un frente abierto al sur de Líbano debido al fuego de artillería que abrió la semana pasada el Ejército de Israel contra la frontera libanesa para "defenderse de la incursión de terroristas pertenecientes al grupo Hizbulá".
Benjamín Netanyahu advirtió que haría responsable a Líbano y a Siria de cualquier ataque que fuera perpetrado por Hizbulá desde sus territorios. La situación en Líbano es desastrosa por donde quiera que se la vea.
Posición de Estados Unidos frente a la explosión
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mike Esper, dijo que las explosiones registradas el martes en el puerto de la capital de Líbano, Beirut, fueron probablemente "un accidente", después de que el presidente del país norteamericano, Donald Trump, hablara de "un terrible ataque". Esper manifestó que Washington "aún está recopilando información sobre lo sucedido".
"Estamos en contacto con el Gobierno de Líbano. Nos estamos posicionando para darles toda la asistencia que podamos. Ayuda humanitaria, suministros médicos, lo que sea, para ayudar al pueblo de Líbano", agregó el secretario de Defensa estadounidense. Fuentes del Pentágono citadas por CNN resaltaron que por el momento no hay pruebas que apunten a que lo sucedido en el puerto de Beirut fuera un ataque.
Por otra parte, el Departamento de Estado confirmó que al menos un ciudadano estadounidense murió a causa de la explosión, que ha dejado al menos 135 fallecidos y cerca de 5.000 heridos, según el último balance facilitado por el ministro de Sanidad libanés, Hamad Hasán.
El director de Seguridad Nacional, Abbas Ibrahim, explicó que en el puerto se guardan los explosivos incautados por las autoridades portuarias de Beirut desde hace años, aunque insistió en esperar las conclusiones de la investigación antes de adelantar las causas.
El gobernador de Beirut, Maruán Abud, reveló este miércoles que había un informe de 2014 que alertaba sobre la posibilidad de que se produjera un accidente de este tipo en el puerto. El primer ministro, Hassan Diab, confirmó la hipótesis del accidente y reiteró que es "inaceptable" que hubiera 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas desde hace seis años en uno de estos almacenes, tras lo que ha reclamado "las mayores penas" para los responsables".
Las causas de las explosiones aún se desconocen. Si bien los medios informaron que se produjeron en una zona donde hay almacenes con explosivos, en estos momentos, la principal hipótesis es que las 2.750 toneladas de nitrato de amonio acumuladas en uno de ellos estallaron por las precarias condiciones de seguridad en el lugar.
Historia moderna de Líbano
Después de la Primera Guerra Mundial, Líbano deja de pertenecer, tras 400 años, al imperio otomano. Las cinco provincias que constituyen el Líbano moderno quedan bajo el protectorado de Francia, que decide expandir sus fronteras hasta Monte Líbano, poblada por maronitas y drusos (minorías religiosas) para incluir a más musulmanes. Se independizó de Francia en 1943, estableciendo un sistema político único: el confesionalismo, una especie de consociativismo entre comunidades religiosas (forma de gobierno que toman los sistemas políticos democráticos en las sociedades profundamente divididas).
Hasta 1970, Líbano era el centro financiero de Oriente Próximo, lo que le valió el sobrenombre de la Suiza de esa región. Sin embargo, su importancia económica se desintegró con la Guerra Civil Libanesa de 1975-1990, que destruyó el equilibrio político. Desde 1973 es miembro de la Organización Internacional de la Francofonía.
A mediados de 2006, el país había recuperado un considerable grado de estabilidad y desarrollo; la reconstrucción de Beirut estaba casi completa y un número creciente de turistas volvía al país, sin embargo, en el verano de 2006 se desató la Guerra del Líbano, de un mes de duración, entre el ejército de Israel y Hizbulá, que causó un gran número de bajas civiles e importantes daños en la infraestructura del país. El 14 de agosto se alcanzó un alto al fuego tras un llamamiento al fin de las hostilidades del Consejo de Seguridad de la ONU.
Grupos religiosos que se asientan sobre Líbano: islam sunita, islam chiita, católico maronita, ortodoxo griego, melquita católico, druso, apostólica armenia, protestantes, otras minorías de denominación cristiana.