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Latinoamérica cautivó a papa Juan Pablo II

Latinoamérica  cautivó a  papa Juan Pablo II
28 de abril de 2011 - 00:00

América Latina fue el continente preferido de Juan Pablo II, que vio en este, donde viven la mitad de los casi 1.200 millones de católicos del mundo, el territorio de la esperanza, pero también donde la Iglesia se juega parte de su futuro.

 

Y es que como se subrayó durante la visita de Benedicto XVI a Aparecida (Brasil), para la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Celam), las sectas avanzan y hay una pérdida de la fe católica, en sociedades donde la brecha entre ricos y pobres se ensancha y no cesa la violencia y el narcotráfico.

 

Sí hay una región en la que la palabra del papa Wojtyla, quien será beatificado este domingo,  tuvo fuerte eco, incluso en las instituciones, esa es Latinoamérica. Su primer viaje, de los 104 que realizó por el mundo, fue a República Dominicana y a México, con motivo de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.

 

La preferencia por ese continente la demostró al visitar   prácticamente la totalidad de los países americanos, que lo acogieron de manera calurosa y masiva. En algunos casos repitió, y a México viajó en  cinco ocasiones, a Brasil,   cuatro y a   República Dominicana y Guatemala, tres.

 

En su línea, directa, denunció que en ese continente joven, al que los españoles llevaron el Evangelio hace 500 años, había  estridentes contrastes y que las clases más desfavorecidas pagaban esos intolerables costes sociales.
Reiteró el amor preferencial de la Iglesia por los pobres, denunció las injusticias sociales, tanto en los documentos que escribió como en los discursos dirigidos a los obispos latinoamericanos y mandatarios, y prestó atención a la cuestión indígena y al problema de la tierra.

 

Combatió la llamada “teología de la liberación” surgida en el continente. El Vaticano vio el peligro de que los intentos de los teólogos de profundizar en la liberación de los pobres se vieran inspirados por ideas marxistas.

 

El por entonces cardenal Joseph Ratzinger, actual papa Benedicto XVI  y estrecho colaborador de Juan Pablo II durante 24 años, denunció en el año 1984 el peligro de desviaciones doctrinales. En aras de la paz en el continente, Juan Pablo II no dudó en mediar en conflictos entre países limítrofes, como Chile y Argentina, que a punto estuvieron de ir a la guerra por unas  tierras australes. Su mediación cristalizó en el tratado de amistad y cooperación entre los dos países, un ejemplo de la influencia del pontificado en la vida latinoamericana.

 

Un tratado que, según dijo Benedicto XVI en 2009 durante la conmemoración en el Vaticano del 25º aniversario del mismo, es un ejemplo de la voluntad de paz frente a la barbarie y la sinrazón de la violencia y la guerra como medio para resolver las diferencias.

 

Sus llamados al diálogo y a la paz también contribuyeron a que no degeneraran en enfrentamientos contenciosos entre Ecuador, país que visitó   una sola ocasión,  y Perú.  Juan Pablo II no tuvo reparos en presentarse ante figuras tan dispares, como el ex presidente de Cuba, Fidel Castro, y el ex dictador  chileno,  Augusto Pinochet, pese a las críticas levantadas, tanto en un sentido como en otro. Pero para él, lo importante era el pueblo y llevarle personalmente su cercanía y no dudó en denunciar los excesos de las dictaduras.

 

El actual secretario del estado vaticano,  cardenal Tarcisio Bertone, ha desvelado recientemente que Juan Pablo II le contó que Fidel Castro fue tal vez el presidente que se preparó más a fondo para recibirlo en el histórico viaje a Cuba en 1998. Castro, agregó Bertone, se leyó todas las encíclicas y sus principales discursos e incluso algunas poesías. En aquel viaje Wojtyla criticó el bloqueo económico impuesto por EE.UU., así como el sistema vigente en Cuba desde 1961.

 

En América Latina siempre se sintió como en  su  casa, lo que no impidió que en la Nicaragua sandinista encontrara una fuerte réplica durante su primera visita, en 1982. Visitó la mayoría de los santuarios marianos americanos.
Colombia organizó en Bogotá un foro presidido por el presidente, Juan Manuel Santos, y más de 70.000 mexicanos le rindieron   homenaje en el estadio Azteca de Ciudad de México y el gobernante, Felipe Calderón, asistirá a la beatificación.

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