Los equipos de emergencias continuaban ayer con las labores de rescate por el terremoto de 7,2 grados que sacudió Filipinas el martes, mientras el número de muertos subió a 144 y los afectados, a tres millones de personas.

El último informe del Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Desastres indica además que hay 23 desaparecidos, todos ellos en la isla de Bohol, y 291 heridos. De los 3’017.814 afectados, 30.359 (5.992 familias) se encuentran en 51 centros de evacuados, y otras 7.065 personas acampan fuera de estos campamentos.

Las autoridades declararon el estado de calamidad en las provincias de Bohol, Cebú y Siquijor, donde el Ejército colabora con soldados, siete helicópteros y 3 aviones de carga.

Uno de los aviones  transportó a Bohol, el epicentro del terremoto, más de once toneladas de suministros de emergencia, y se prevén otros cinco o seis vuelos de este tipo en los próximos días.

El ministro de Interior, Manuel Roxas, anunció que la prioridad de la policía en la región es proteger las viviendas de los ciudadanos que han tenido que abandonar sus hogares, e impedir que sean saqueadas.

Aunque según el Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Desastres, solo han sufrido daños totales o parciales 303 viviendas, muchas familias temen regresar a sus casas porque siguen las réplicas.

El Ministerio de Energía anunció que esperaba el restablecimiento del servicio eléctrico en el 75 por ciento de la región afectada por el seísmo en esta jornada.

El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, visitó ayer dichas zonas para ver la situación y brindar asistencia.
“El Gobierno nacional está preparado para ayudar. Tenemos los fondos necesarios (...) os prometo que vais a volver a la normalidad tan pronto como sea posible”, dijo Aquino a su llegada al aeropuerto de Cebú, según la agencia de noticias local.

El Jefe de Estado señaló que lo primero es comprobar los cimientos y las estructuras de los edificios para tener la certeza de que son seguros y después, hacer que regresen los habitantes para restablecer la normalidad.

Filipinas se asienta sobre el llamado “Anillo de Fuego del Pacífico”, una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por unos 7.000 temblores al año, la mayoría moderados.