La votación en la provincia de Buenos Aires es clave
Las primarias argentinas están devaluadas
Argentina entró en la recta final con vistas a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se celebrarán este domingo. Serán unas elecciones que decidirán poco y nada ya que la mayoría de las alianzas políticas que se presentan sellaron listas de unidad y solo establecerán el marco político con vistas a los comicios parlamentarios del 22 de octubre. En concreto, los argentinos sabrán cuál es el respaldo que recoge cada partido o coalición política.
Las llamadas PASO han virtualmente naufragado desde su implementación en el 2011. A pesar de representar un gasto millonario para el Estado, los distintos partidos políticos –con escasas excepciones- han evitado dirimir en primarias sus diferencias y han acordado por consenso interno sus candidatos. Por ello, los argentinos solo participan en un virtual sondeo eligiendo en qué primaria participar, dejando trascender su preferencia a la hora de sufragar en las elecciones de medio término o generales. Cada elector puede elegir en qué interna de partido o coalición votar y su asistencia es obligatoria. Pero en la mayoría de los casos no participa en la elección de los postulantes sino que termina votando por una lista ya armada donde no hay puja interna. Se trata de una primaria con sabor a poco en términos democráticos.
Así ocurrirá por ejemplo en la provincia de Buenos Aires, donde se deciden todas las elecciones en el país austral. Allí vota el 40% del padrón nacional. Quien gane el territorio bonaerense vence los comicios más allá del resultado en el resto del país.
En este distrito todos los ojos estarán puestos en la elección de solo tres senadores el 22 de octubre. Dos irán a la lista que resulte más votada y el tercero a la segunda en las preferencias. Pero las PASO no decidirán nada, absolutamente nada. Las tres listas con posibilidades fueron armadas por consenso interno, por lo que los electores votarán simplemente para que cada alianza supere el 1,5% necesario para competir en los comicios legislativos y dar respaldo a sus candidatos para que, de resultar vencedores, fortalezcan sus posibilidades de cara a las legislativas. Solo los pequeños partidos luchan por algo concreto: para ellos el reto es llegar al mínimo de votos requerido para ‘clasificar’ para las parlamentarias. El resto solo participa en un virtual sondeo de popularidad.
La importancia de la elección de estos tres senadores está dada por la participación de la dirigente más polémica del país, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, convertida en la líder de la oposición más dura al gobierno de Mauricio Macri. La exjefa de Estado lidera la lista de la llamada Unidad Ciudadana, que no es más que el nuevo “kirchnerismo” que compite por fuera de la estructura del partido Justicialista (peronista).
¿El motivo? Cristina –como la conocen todos- se negó a dirimir en las PASO su candidatura con otra lista interna, como la desafió su exministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo. Al negarse la expresidenta a competir en las PASO del peronismo, debió armar una alianza propia con fuerzas afines y la estructura del Justicialismo quedó en manos de Randazzo, que también es candidato y no tiene posibilidades de acuerdo con los sondeos pero le quita entre 5 y 7 puntos a Cristina.
La expresidenta marcha primera en los sondeos con un piso de votos que supera los 30 puntos, pero su imagen negativa (según las intenciones) le da un techo más bien acotado. En segundo lugar en las preferencias se ubica el postulante de la alianza oficialista Cambiemos, Esteban Bullrich, que araña el 30%. Más abajo, la lista que encabeza el excandidato presidencial y actual diputado Sergio Massa, de la alianza 1País, obtiene el 22%, según el promedio de numerosas encuestas.
Estas tres listas –tanto en las de senadores como las de diputados- fueron armadas por consenso, por lo que en la práctica en estas primarias no se elige nada. El caso más curioso es que según los sondeos el respaldo al ‘kirchnerismo’ decae en el voto a diputados y es superado por Cambiemos como consecuencia del enorme peso de Cristina como candidata a senadora que arrastra el sufragio de los sectores más empobrecidos.
En la rica Ciudad de Buenos Aires, solo el peronismo –que en el distrito irá unido en la coalición Unidad Popular- participará en unas internas reales con tres listas distintas. Cambiemos y 1País presentan cada uno una boleta consensuada. Allí, la gran favorita es la diputada oficialista Elisa Lilita Carrió, que reúne el 40% de las tentativas de voto. El ‘kirchnerista’ Daniel Filmus –uno de los tres postulantes que lideran boletas del peronismo- marcha segundo a 20 puntos de distancia.
Cambiemos también es amplio favorito en la provincia mediterránea de Córdoba, una de las más ricas del país, mientras el peronismo domina en las provincias más pobres, en el nordeste y noroeste. Habrá que ver qué sucede en la Patagonia y en especial en la provincia de Santa Cruz, cuna del fallecido expresidente Néstor Kirchner y gobernada actualmente por su hermana, Alicia Kirchner. Allí, una grave crisis económica ha desatado protestas en todo el territorio e incluso las clases han estado interrumpidas por 100 días por una huelga docente.
Tras las PASO, los argentinos elegirán en octubre a 24 senadores y 127 diputados nacionales, 35 de los cuales en la provincia de Buenos Aires. (I)
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Rey de Holanda asistió al sepelio de su suegro
El rey Guillermo de Holanda, esposo de Máxima Zorreguieta, llegó ayer a Argentina para asistir al entierro de su suegro, Jorge Zorreguieta, quien murió el martes víctima de un linfoma complicado con infección respiratoria.
Zorreguieta, padre de la argentina Máxima Zorreguieta, reina de Holanda, fue secretario de Estado (con rango de ministro) de Agricultura en el régimen cívico-militar que se entronizó con un golpe de Estado en 1976. Lo comandó el extinto exgeneral Jorge Videla. El dictador murió en 2013 en prisión, condenado por centenares de crímenes y desapariciones.
A causa de la participación del padre en un régimen dictatorial, el parlamento holandés sugirió que sería indeseable su presencia en la boda de Máxima con el entonces príncipe Guillermo Alejandro, tras haberse comprometido la pareja en 2001.
La medida legislativa impidió que el exfuncionario de la dictadura pudiese participar en las celebraciones y tampoco lo hizo su esposa, madre de Máxima, María del Carmen Cerruti.
El fallecido negó en su momento haber sabido de las millares de desapariciones de opositores. El gabinete holandés encargó al historiador Michiel Baud examinar su participación en aquel gobierno de facto. (I)