Las monarquías europeas acuden al funeral del rey Miguel I de Rumania
Varios representantes de las familias reales europeas, entre ellos los reyes eméritos de España, Juan Carlos I y Sofía, y el príncipe Carlos de Inglaterra, asistieron este sábado en Rumanía al funeral del rey Miguel I, fallecido en Suiza a los 96 años.
Durante la mañana se rindió un último homenaje en Bucarest al monarca, en presencia de una multitud de miles de rumanos reunidos en la plaza de la Revolución con flores y velas.
Los miles de congregados daban la espalda simbólicamente al balcón desde el cual el dictador comunista Nicolae Ceausescu dio su último discurso, en diciembre de 1989. Los comunistas habían obligado al rey Miguel a abdicar en 1947.
El cortejo llegó a continuación a la catedral de Bucarest, donde se celebró una misa en presencia de los representantes de varias familias reales de Europa, entre ellos los reyes eméritos de España Juan Carlos I y Sofía, el príncipe Carlos de Inglaterra, el gran duque Enrique de Luxemburgo, Carlos XVI Gustavo de Suecia, Simeón II de Bulgaria y Ana María de Grecia.
Miguel, fallecido el 5 de diciembre, será enterrado por la tarde en Curtea de Arges, en el centro del país, donde reposan los reyes Fernando I y Carlos II, respectivamente su abuelo y su padre.
Numerosos rumanos acompañaron al féretro hasta la catedral, algunos coreando tímidamente cánticos como "¡La monarquía es la salvación de Rumanía!".
"Estoy muy conmovido y no puedo evitar pensar en el triste destino de este país. Nuestra historia me da vergüenza, el periodo comunista y los años posteriores a la revolución. Me duelen mi país y mi rey", declaró una de los asistentes, Veronica Marcu.
Personas de todas las edades, algunas acompañadas de niños, esperaron durante horas para poder inclinarse ante el féretro en la sala del trono, cubierto con la bandera real.
"Tomamos el tren esta mañana y vinimos con todo nuestro amor y de todo corazón para rendir un último homenaje" al rey, declaró a la AFP Mariana Bolches, originaria de Constanza, en el este del país, a unos 230 kilómetros de la capital.
"Viví toda mi infancia en un inmueble cerca del palacio real. Mi camino hacia el colegio pasaba por aquí y me crucé con el rey varias veces. Lo quise tanto", relató con lágrimas en los ojos Teodor Banu.
Desde el anuncio de la muerte del antiguo monarca, el 5 de diciembre en Aubonne, en Suiza, los homenajes populares se multiplicaron, dando muestras del cariño de los rumanos por esta respetada figura, en un contexto de gran desprestigio de la clase política nacional.
Miguel I de Rumanía, tataranieto de la reina Victoria, reinó en dos periodos: de 1927 a 1930 y de 1940 a 1947.
Era uno de los dos últimos supervivientes entre los jefes de Estado de la Segunda Guerra Mundial, junto al rey Simeón II de Bulgaria, que era un niño en aquella época.
En agosto de 1944, cuando Rumanía era aliada de la Alemania nazi, hizo detener al mariscal Ion Antonescu, que había instaurado la dictadura, y posicionó al país del lado de los Aliados.
Refugiado en Reino Unido y después en Suiza, el exmonarca esperó durante mucho tiempo poder volver a reinar, especialmente con la caída del régimen comunista, a finales de 1989.
Sin embargo, no recuperó la ciudadanía rumana hasta 1997, antes de instalarse de nuevo en Bucarest con su esposa Ana de Borbón-Parma, fallecida el año pasado. (I)