Las firmas ‘buitre’ no revelan sus activos
¿Fondos ‘buitres’ o inversionistas previsores? NML Capital y Aurelius Management, que lograron una condena que obliga a Argentina a pagarles, tienen una reputación de especuladores sin escrúpulos, al acecho de las quiebras de Estados y empresas.
Luego de que Argentina declarara una moratoria de pagos en 2001, estos 2 fondos especulativos recompraron la deuda del país a precios de chatarra, rechazaron toda negociación y acudieron a los tribunales para obtener el pago de los títulos al valor original y embolsarse la diferencia.
“Es un modelo de negocios en el mejor de los casos legítimamente cuestionable y en el peor, moralmente corrupto”, declara a la AFP Eric LeCompte, director del grupo de ONG Jubilee Network USA, que ha seguido atentamente el caso.
Pionera en la materia, la casa matriz de NML, Elliott Management, se destacó ya en Perú en la década del 90 en el medio de dificultades económicas. El fondo recompró $ 20 millones en deuda pública y se negó a participar de un programa de reestructuración lanzado por el país, antes de recuperar $ 58 millones en la justicia.
Esa cifra representa ‘centavos’ frente a los más de $ 1.300 millones que esperan ahora cobrar en efectivo de Argentina, luego de que la Corte Suprema estadounidense confirmó una sentencia de 2012 de un juez neoyorquino.
“Ellos utilizan procedimientos judiciales muy rigurosos y demandan por el valor total (de la deuda) a pesar de que en realidad nunca invirtieron en el país”, agrega LeCompte.
Reservan información
Instalados en Nueva York, los 2 fondos comparten un mismo gusto por el secreto sobre el monto y la naturaleza de los activos que manejan. Elliot tendría la mano sobre más de $ 21.000 millones, por encima de Aurelius y sus $ 4.300 millones. Sus sitios de internet apenas ofrecen un número de teléfono y ninguno quiso responder a las preguntas de agencias de medios.
A pesar de esa discreción, el propietario y fundador de NML y de su casa matriz Elliot Management se permite de vez en cuando desfilar frente a los reflectores.
Dueño de una fortuna personal de 1.500 millones de dólares, según la revista Forbes, Paul Singer es un invitado habitual al gran convite de las finanzas mundiales en Davos, donde no duda en compartir sus ideas.
A finales de 2012, su fondo NML mostró una faceta menos conciliadora al hacer detener un barco militar argentino en Ghana para hacer doblegar a Buenos Aires. La iniciativa se revirtió, pero demostró la determinación del inversionista.
Paul Singer está a veces donde no se le espera. Ha criticado los excesos del sistema financiero y hace causa común por el matrimonio gay, deplorando la frivolidad del Partido Republicano en el tema y calificando la unión entre personas del mismo sexo como ‘refrescante’.
En contraste, el fundador de Aurelius se beneficia de un bajo perfil. Mark Brodsky, que se formó al lado de Singer, no ha entrado aún a la élite financiera mundial y se mantiene más discreto que su mentor.
En Estados Unidos, su fondo, sin embargo, posee una batalla abierta tras la quiebra del grupo editorial Tribune (propietario de los diarios Los Angeles Times y Chicago Tribune), alegando que fue afectado por el plan de reestructuración de ese grupo aprobado en 2012.