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Hoy la oea analiza el caso y el jueves lo hará la unasur
Las filas ahora son del lado colombiano
Agencias AFP y Prensa Latina
Cúcuta sufre una escasez de combustible. Cuando Nicolás Maduro ordenó el cierre de la frontera cesó el contrabando de gasolina subsidiada. Ahora hay largas filas en las estaciones de servicio.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, visitó Cúcuta, epicentro de la crisis fronteriza con Venezuela, en medio de la tensión bilateral tras el cierre del paso ordenado por el gobierno venezolano.
“Vamos a facilitarles su vida y sobre todo, su futuro”, prometió Santos a sus conciudadanos al concluir su recorrido por la ciudad.
Según Colombia, hasta el sábado se habían contabilizado 7.162 colombianos retornados de Venezuela por Cúcuta, principal paso en los 2.219 km de frontera que ambos países comparten. A esto se suman otros 50 registrados en Paraguachón, departamento La Guajira (norte), segundo paso fronterizo de importancia. De esos, 1.097 habrían sido deportados y el resto se habría retirado por su propia cuenta.
Santos, quien ya estuvo el miércoles en Cúcuta, recorrió uno de los 8 albergues acondicionados en la zona, donde se aloja un total de 2.333 personas. “Ustedes son colombianos. Siempre serán bienvenidos aquí. Esta es su patria”, repetía el presidente a todos los damnificados que saludaba.
La tensión entre Bogotá y Caracas comenzó el 19 de agosto con el cierre de algunos pasos fronterizos ordenados por Maduro tras un ataque a militares venezolanos, ocurrido días atrás en medio de una operación anticontrabando en el fronterizo estado venezolano de Táchira y que el mandatario atribuyó a “paramilitares colombianos”.
La crisis aumentó con el estado de excepción decretado por el Presidente venezolano el 21 de agosto y se profundizó aún más el jueves, cuando ambos países llamaron a consultas a sus embajadores en medio de denuncias de violaciones de derechos humanos.
Maduro, que el viernes anunció el cierre de un segundo sector de la frontera con Colombia en el estado Táchira, dijo que la medida es “para limpiar de paramilitarismo, de criminalidad, de ‘bachaquerismo’ (contrabando), de secuestros, de narcotráfico”.
Lo cierto es que Cúcuta, con unos 700 mil habitantes y estrechos vínculos con Venezuela, siente el impacto económico del cierre de la frontera, en especial ante la falta de gasolina venezolana vendida ilegalmente en Colombia.
Santos inició su periplo en una estación de servicio, donde aseguró a quienes esperaban en largas filas que “no habrá desabastecimiento”.
“Ayer las colas eran de 7 horas; hoy son de 20 a 30 minutos”, dijo Luz Marina Mesa, un ama de casa, al comentar la decisión de la Alcaldía de vender combustible las 24 horas.
Según el alcalde de Cúcuta, Donamaris Ramírez, el problema es que antes el 90% de la gente se abastecía en lugares de expendio informal, pero ahora “todo el mundo tiene que ir a la estación”.
“Había 5 mil personas que vendían ‘pimpinas’ (recipientes con unos 22 litros de gasolina venezolana) en la calle, ahora hay solo 28 estaciones de gasolina”, dijo.
“Para que nadie tenga que hacer cola”, Santos anunció un aumento del cupo de la gasolina a precio menor que la tarifa nacional suministrada en Cúcuta.
Allí también se vieron afectadas las casas de cambio, que disminuyeron su actividad, así como los servicios de transporte. También se ha resentido el comercio de productos que los venezolanos iban a buscar a Colombia ante el desabastecimiento en su país.
Esa escasez es producto del mismo contrabando. En algunos barrios de Cúcuta se compraban los víveres subsidiados de Venezuela. Por eso las autoridades de Caracas consideran que el desabastecimiento, mucho más grave en las zonas de frontera, obedece a este comercio ilegal.
“El venezolano venía porque aquí se consigue de todo, pero ahorita no viene. Y como no hay paso tampoco hay venta de bolívares para comprar mercancía en Venezuela para luego revender en Colombia”, dijo Álex Tolosa, un taxista de Cúcuta.
Otro problema son las 35 mil toneladas de carbón represadas desde el cierre de la frontera, una de las principales cargas que cruza los pasos fronterizos.
De gira con Santos, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, admitió que “las pérdidas son muy grandes” en ese sentido, pero dijo que se está haciendo acopio mientras se resuelve el tema.
La crisis diplomática se tratará hoy en el consejo permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el próximo jueves en una reunión extraordinaria de los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Quito.
Mientras tanto, la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, rechazó las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado estadounidense, John Kirby, quien manifestó preocupación por cierre de la frontera.
En Twitter, Rodríguez calificó de injerencistas las afirmaciones de Kirby, y afirmó que las medidas implementadas por su Gobierno obedecen al desbordamiento del estado colombiano para combatir el paramilitarismo y el narcotráfico.
Afirmó que desde territorio del país vecino se promueve la desestabilización de la economía venezolana mediante el ataque a la moneda y el contrabando de combustible y productos de diversa índole.
Apuntó que Venezuela es reconocida internacionalmente por tener una política migratoria profundamente respetuosa de los derechos humanos, especialmente de los colombianos que emigran por no encontrar en su país atención a sus necesidades.
Ayer también la Unión Europea dijo que la crisis desestabiliza a toda la región. (I)