El grupo insurgente colombiano deja de existir como guerrilla luego de 53 años de su instauración
Las FARC se alistan para comenzar vida política tras el desarme
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que empuñaron las armas durante 53 años para impulsar su ideario social y agrario, dejaron ayer de ser guerrilla al concluir formalmente su proceso de desarme para preparar su incorporación a la vida política legal.
Durante un acto en el sureño municipio de Mesetas, departamento del Meta, donde tuvo un enclave el que fuera el más poderoso bloque de esa organización insurgente, el Oriental, el presidente colombiano Juan Manuel Santos dijo que el fin de las FARC como guerrilla “es la mejor noticia del último medio siglo en Colombia”. Y su jefe máximo, Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’, expresó que “Hoy dejamos las armas” para hacer política.
Ayer “éramos guerrilleros del ejército del pueblo, hoy somos militantes de la esperanza del pueblo”, agregó, y dijo: “Adiós a las armas, adiós a la guerra, bienvenida la paz”.
‘Timochenko’ señaló que eso no significa el fin de su agrupación sino su transformación en un movimiento político que accionará en los cauces legales, democráticos y pacíficos.
Y aprovechó para advertir que a ellos les preocupa “la negligencia estatal” para cumplir su parte de los acuerdos de paz, en especial para dar seguridad a los excombatientes de esa organización y a los dirigentes sociales que siguen siendo asesinados en todo el país -van 34 este año- mientras los que se fortalecen son los grupos paramilitares.
El presidente Santos valoró el acto en Mesetas como la constatación del fin “de una guerra absurda que no solo duró más de cinco décadas sino algo peor: dejó ocho millones de víctimas (la mayoría de ellos desplazados por la violencia) y 220.000 muertos.
“Por llegar a este día, por vivir este día, por lograr este día, ha valido la pena ser presidente de Colombia”, expresó Santos, quien reiteró su compromiso para garantizar a las FARC las condiciones de seguridad para que hagan política sin armas.
En el emblemático acto en Mesetas estuvieron presentes los siete integrantes del Secretariado de las FARC (Timochenko, Pastor Alape, Pablo Catatumbo, Iván Márquez, Carlos Antonio Lozada, Mauricio Jaramillo y Joaquín Gómez); el comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, y el ministro del Posconflicto, Rafael Pardo.
Además, participaron los jefes de la misión de la ONU en Colombia, Jean Arnault y del equipo de observadores que verifica el desarme, el general argentino Javier Pérez Aquino.
Arnault dijo que el proceso de paz en Colombia ha sido exitoso e innovador por lo que recomendará a la ONU que recoja las enseñanzas que dejó para aplicarlas en otras partes del mundo.
“El acuerdo de dejación de armas individuales ha sido honrado por las FARC”, afirmó. Los 6.803 guerrilleros que se encuentran concentrados en los 26 campamentos de desarme instalados en el país entregaron un total de 7.132 armas, garantizó.
Luego, en una pantalla gigante instalada en el escenario se transmitieron imágenes de diferentes campamentos de desarme donde están concentrados los exguerrilleros en las que observadores de la ONU mostraron el procedimiento para almacenar e inventariar los pertrechos entregados por los integrantes de esa organización.
“Con esta acción, la misión de la ONU ha concluido esta etapa de recepción y almacenamiento del armamento individual de los miembros de las FARC acantonados en los 26 puntos (campamentos) de normalización”, el capitán Yuri Molina, observador internacional de la ONU.
La misión de la ONU seguirá trabajando en la extracción de 800 depósitos de artefactos de guerra que están dispersos en las selvas de Colombia. Hasta ahora han retirado 77 caletas.
En este proceso, que deberá terminar el 31 de agosto, los integrantes de la misión de paz están siendo acompañados por los mismos exguerrilleros de las FARC y tienen apoyo logístico y protección de la fuerza pública.
Los excombatientes que hoy quedan armados son unos 700 que realizan labores de vigilancia y seguridad en los 26 campamentos donde están ubicados los exinsurgentes y cuyas instalaciones se convertirán, desde el 1 de agosto, en Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación en los que los integrantes de la exagrupación armada recibirán talleres para empezar con actividades productivas.
Los excombatientes que dejaron las armas y están en tránsito a la vida política recibirán, por parte del Estado, $ 230 mensuales durante dos años y una ayuda única de $ 690.
Los acuerdos de paz con las FARC, que fueron recibidos con entusiasmo por la comunidad internacional y cuentan con el respaldo de todas las regiones del mundo, enfrentan fuertes resistencias en Colombia por parte de la ultraderecha política que los considera un ‘pacto de impunidad’ con esa exguerrilla.
El conflicto armado deja 260.000 muertos, 60.000 desaparecidos y 7,1 millones de desplazados. (I)
DATOS
El 24 de noviembre de 2016 las FARC y Santos firmaron el acuerdo de paz.
La entrega de armas debía concluir el 30 de abril, pero los retrasos en la construcción de los 26 campamentos de desarme, en las amnistías a los guerrilleros presos y en las ayudas para la incorporación de ex combatientes a la vida civil obligaron a ampliar el plazo del desarme.
El gobierno y las FARC pactaron una nueva fecha: el 20 de junio. Ese día inició la fase final del desarme.
La misión de la ONU que verifica el proceso y que recibió el armamento reportó el 26 de junio que esa guerrilla entregó la totalidad de sus armas individuales: 7.132.
Hoy solo están armados los exguerrilleros que dan seguridad a los 26 campamentos donde están concentrados 6.956 de sus integrantes.
Además quedan 800 caletas en las que se tiene almacenado su armamento pesado en parajes selváticos. La ONU ya tiene el listado con la ubicación de esos depósitos y ya inició el proceso de su extracción y destrucción, el cual deberá terminar el 31 de agosto.
El armamento será destruido fuera de los campamentos y parte de él será fundido para construir tres monumentos sobre la paz colombiana, uno en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, otro en La Habana, sede de los diálogos de paz y el tercero en Colombia.
Las FARC tienen programado realizar en agosto el congreso constitutivo de su partido político, lo que marcará su aterrizaje en la vida política legal, donde enfrentará la resistencia de partidos políticos. (I)