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Las drogas y la narcoviolencia se extienden en Argentina

La ministra argentina de Seguridad, María Cecilia Rodríguez (centro), inspecciona un plan de seguridad en la ciudad de Buenos Aires. Foto: Cortesía
La ministra argentina de Seguridad, María Cecilia Rodríguez (centro), inspecciona un plan de seguridad en la ciudad de Buenos Aires. Foto: Cortesía
19 de marzo de 2014 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Argentina

El lunes 3 de marzo dos sicarios que conducían una motocicleta asesinaron a balazos a un hombre e hirieron de gravedad a una mujer que lo acompañaba en la zona de los bosques de Palermo, un paseo tradicional de la capital argentina. El crimen, a plena luz del día y en un feriado de carnaval, conmocionó a una sociedad no acostumbrada a este tipo de violencia. La víctima fue identificada como Carlos Camacho, de nacionalidad colombiana, sindicado como jefe de seguridad del cártel del Norte del Valle, en Colombia. Las drogas, y la violencia narco, ya son un problema en el país austral.

La realidad indica que Argentina dejó de ser un “país de paso” para ser un territorio de consumo y producción. “El narcotráfico está afectando el estado de derecho”, graficó el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, en la apertura del año judicial en el Palacio de Tribunales.

El gran problema de la Argentina está hoy en su frontera norte con Bolivia y Paraguay. Por allí ingresa la mayor parte de la droga hacia el país austral para alimentar el mercado local o llevar la carga hacia Europa. El jefe de gabinete, Jorge Capitanich, “sabe que el narcotráfico tomó toda la frontera”, denunció la diputada opositora Elisa Carrió (alianza Unen, centro-izquierda).

Pero para Carrió, “la zona más complicada” es Rosario, la capital de la provincia de Santa Fe y cuna de Ernesto ‘Che’ Guevara y Lionel Messi, porque allí “la policía está complicada con el narco”. En esa ciudad, a 300 kilómetros en el noroeste de Buenos Aires, la violencia se desató a niveles nunca vistos en Argentina. En los primeros 65 días del año se reportaron 68 homicidios, más de uno por día. Si bien esta cifra no tiene comparación con los altos índices de violencia de la región, los argentinos están conmocionados.

El 11 de octubre del año pasado, en horas de la noche, la casa del gobernador socialista santafesino, el opositor Antonio Bonfatti, recibió 14 disparos. Cuatro hombres encapuchados llegaron en dos motos frente a la vivienda del funcionario en el barrio Alberdi, en Rosario, y causaron una balacera. Dos de los disparos traspasaron la ventana e ingresaron a la sala donde estaban Bonfatti, su familia y una empleada doméstica que resultaron ilesos.

“Es un hecho sin antecedentes y muy grave”, graficó entonces el secretario de Seguridad Provincial, Raúl Lamberto, y añadió. “La lucha contra los narcotraficantes es larga, pero no cesaremos”. Dos meses después, un policía fue arrestado en relación al ataque, dejando al descubierto la connivencia de la fuerza. Hace unos meses, el procesamiento de la banda narco conocida como Los Monos sorprendió con un dato escalofriante: 10 de los 36 imputados eran policías.

Rosario es hoy la ciudad donde actúa el “núcleo duro” del narcotráfico. “Tenemos información de que en Rosario funcionan actualmente mil búnkeres de venta de estupefacientes”, aseguró Ariel Monje, miembro de la ONG Red Nacional Anti-Mafia.

Las autoridades son conscientes del problema. “Los diagnósticos fueron coincidentes en el Departamento de Estado y en la OEA. Nos enumeraron una serie de características por las cuales consideran que Rosario y otras zonas del centro del país tienen problemas con el tráfico de drogas”, dijo el ministro de Seguridad Provincial, tras un viaje a Washington.

El grueso de la droga llega al país para “exportarla” a Europa. Rosario, a orillas del río Paraná, se convirtió en un punto estratégico por su ubicación geográfica, su conexión con rutas internacionales y porque su zona de influencia tiene numerosos puertos privados. “La droga es manejada por carteles internacionales que utilizan a grupos locales para el traslado de los estupefacientes”, indicaron expertos estadounidenses a autoridades rosarinas.

El ministro de Defensa, Agustín Rossi, admitió que la Argentina pasó a ser un país de  “consumo y elaboración” de drogas y advirtió que en Rosario el narcotráfico tuvo “un crecimiento exponencial desde  2010”. Este crecimiento, apuntó, “se produce por connivencia entre las fuerzas de  seguridad provincial con la organización narco”.

Pero no solo en Rosario hay problemas. En Buenos Aires el asesinato del colombiano Camacho abrió las puertas a una realidad insoslayable.

“Nosotros sabemos que hay ciertos territorios dominados por la droga donde no podemos entrar”, dice a EL TELÉGRAFO una funcionaria de la Secretaría de Hábitat e Inclusión del Gobierno de Buenos Aires, en manos del derechista Mauricio Macri. “En la villa 1-11-14 (en el barrio conocido como Bajo Flores) si no vas con alguien del lugar, no puedes ir. Y hay otros territorios donde es difícil entrar”, añadió la funcionaria que dicta talleres artísticos para niños carenciados en las “villas miserias” de la capital argentina dominadas por el narcotráfico.

Agregó: “aquí el principal problema es el paco (una droga barata elaborada con residuos de cocaína y procesada con ácido sulfúrico y querosén). Ves gente vendiendo a plena luz del día y jóvenes tirados” en el piso drogados.

La funcionaria, que pidió el anonimato, aclaró que “no estamos a la altura de Río de Janeiro o Colombia. Está todo muy concentrado y muy tapado en ciertos lugares. Pero es un fenómeno de cuidado”.

El jefe de Seguridad “macrista” de la ciudad de Buenos Aires, Guillermo Montenegro, resumió la situación: “se registran ajustes de cuenta en las calles, a plena luz del día. Tenemos a la viuda de Pablo Escobar (Victoria Henao Vallejo) viviendo en Argentina y hasta balean la casa de un mandatario provincial”. Los argentinos, azorados, ven cómo el narcotráfico empieza a ser algo cotidiano y no se pierden capítulo de la novela colombiana ‘El Patrón del Mal’, la megaproducción de la cadena Caracol sobre la vida de Pablo Escobar Gaviria, fallecido jefe del cártel de Medellín, que emite el Canal 9 y tiene gran audiencia.

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