Las causas de la paralización del Gobierno
Diario El Mundo, en un reportaje de su corresponsal María Ramírez, explica las claves para entender las causas del cierre del Gobierno de Estados Unidos.
La suspensión de todos los servicios no esenciales, que dependen del Estado federal, ya que el Gobierno está obligado a mandar a casa sin sueldo a la mayoría de sus funcionarios, sucede cuando el Congreso no aprueba la legislación para financiar el Gobierno central como suele hacer doce veces al año.
El Gobierno ha cerrado en 17 ocasiones desde 1976, aunque la mayoría durante pocos días. El enfrentamiento más duro (y el último) sucedió con Bill Clinton, cuando sus desacuerdos con el Congreso le llevaron a suspender servicios estatales 21 días en diciembre de 1995, después de otros cinco días de congelación de servicios en noviembre.
Con el comienzo del nuevo año fiscal en Estados Unidos, -explica Ramírez- unos 800.000 funcionarios están sin empleo y sueldo hasta que el Congreso vuelva a financiar el Gobierno. Se mantienen en sus puestos los empleados esenciales, como los controladores aéreos y también quienes trabajan para agencias especiales, como los carteros. La Casa Blanca funciona con un cuarto de empleados, la mayoría los más cercanos a Obama y los encargados de los servicios de limpieza.
La mayoría de los museos de Washington, los parques nacionales o algunos servicios para veteranos, estarán cerrados. La NASA cierra casi al completo. También hay retrasos en la emisión de visados. Las disputas entre el presidente y el Congreso por la financiación del Gobierno se han producido desde el nacimiento del país.
Pero el cierre automático de los servicios sucede desde que al presidente Jimmy Carter se le ocurrió preguntar a su fiscal general, Benjamin Civiletti, si debería mandar a casa a los funcionarios y el Departamento de Justicia dijo que legalmente así era y que sería delito mantenerlos en sus puestos de trabajo según una ley de 1884, se destaca en la nota.
Hasta entonces, el Estado federal seguía funcionando con el retraso de algunos pagos y el ahorro de dinero en viajes y otros gastos, pero no mandaba a su personal a casa ni cerraba oficinas. Carter quería escenificar el cierre como medida de presión y su estrategia le funcionó. Después de cinco congelaciones del presupuesto, no tuvo que pasar por una sexta cuando el Congreso asumió que su decisión supondría un cierre real y visible de servicios.