El pánico volvió ayer a apoderarse de las principales bolsas del mundo debido a los  rumores de una rebaja de la calificación de la deuda de Francia, país que tiene  triple AAA, la nota más alta posible, y por el temor a que la crisis griega se prolongue.

Wall Street   se hundió ayer  en terreno negativo en la recta final de la jornada y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, cerró con una caída del 4,62% en una sesión volátil en la que destacó el arrastre del sector financiero.

Ese índice, que agrupa a las 30 mayores empresas cotizadas de Estados Unidos, restó en esta tercera jornada de la semana 519,83 puntos para terminar en 10.719,94 unidades, con lo que volvió a perder la barrera de los 11.000 puntos que había reconquistado la pasada sesión. Por su parte, el selectivo S&P 500 bajó 4,42% (-51,77 puntos) hasta las 1.120,76 unidades; al tiempo que el índice compuesto del mercado Nasdaq perdió 4,09% (-101,47 puntos) para terminar en 2.381,05.

El parqué neoyorquino perdió así todo el territorio ganado el martes, cuando el Dow Jones acabó con un sólido avance del 3,98%, y que se produjo a su vez tan solo un día después de que ese índice registrara su mayor caída desde diciembre de 2008, del 5,55%.

Previamente a ello, la bolsa de Milán encabezó las pérdidas con un descenso del 6,65%, Madrid bajó un 5,49%, París cedió un 5,45%, Fráncfort cayó un 5,13% y Londres lo hizo un 3%. El mercado europeo se había recuperado en la sesión matinal con subidas moderadas alrededor del 1%, animadas por la decisión de la Reserva Federal estadounidense (Fed) de mantener los tipos de interés cerca del cero por ciento dos años más, pero cayeron de nuevo con fuerza por la tarde.

Esta sería la tercera jornada negra en menos de una semana que viven los mercados bursátiles mundiales. Solo las pérdidas registradas el pasado viernes y el lunes en Estados Unidos y Europa ascienden a 917.000 millones de euros, según las estimaciones de analistas de Dexia Securities, la filial de corretaje del banco franco-belga Dexia.

El presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed), Ben Bernanke, aseguró  que imprimirá dinero, anuncio que fue acogido con agrado en los mercados en un primer momento. Después, en cambio, prevaleció el escenario de depresión y el temor a una doble recesión, según dijo una operadora del mercado de Fráncfort.

Además, en los mercados circularon rumores de que la agencia de medición de riesgo Fitch iba a bajar la calificación de la deuda de Francia, lo que arrastró en bolsa a los bancos en Europa un 6,7% y a las aseguradoras un 5,5%.

De poco sirvió el desmentido del Gobierno francés, que aseguró que las tres agencias de medición de riesgo han confirmado su calificación y consideran que no existe ningún riesgo de una degradación de Francia.

El presidente  Nicolás Sarkozy intentó cortar por lo sano el riesgo de contagio de la crisis de deuda convocando una reunión de urgencia de su Gobierno para acelerar los recortes del déficit. El efecto, sin embargo, fue demoledor: las bolsas se hundieron.

“Estos rumores están  infundados y las tres agencias Standard’s and Poor, Fitch y Moody’s han confirmado que no hay riesgo de degradación”, declararon fuentes próximas al ministro de Finanzas François Baroin. La agencia Fitch, de capital francoestadounidense, de hecho confirmó poco después la nota de la deuda de Francia a “AAA”, con perspectiva estable.

Al término del encuentro, Sarkozy encargó a los titulares de Economía y de Presupuesto la elaboración de nuevas medidas de reducción del déficit para aplacar las crecientes dudas de los inversores.

François Baroi tiene como meta principal reducir el déficit público del 5,4% actual al 3% en 2013, publicó el diario El País.  Entre las nuevas medidas se esperan, sobre todo, un adelantamiento de la reducción de las exenciones fiscales previstas para 2012, dado que se descarta subir los impuestos. El Ejecutivo ya prevé obtener unos 3.000 millones el próximo año con estas medidas.

En un ambiente de incertidumbre y pérdida de confianza, los inversores buscaron activos seguros como el Bund (bono alemán a diez años), cuya rentabilidad cayó al 2,20%;  el oro también batió récord y se pagó a más de 1.786 dólares.