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Las 2 alcaldesas que representan los nuevos bríos de la política española

Las 2 alcaldesas que representan los nuevos bríos de la política española
29 de junio de 2015 - 00:00

Por Gorka Castillo, corresponsal en Madrid

PERFIL / MANUELA CARMENA / ALCALDESA DE MADRID

Hay una fecha marcada a fuego en la memoria de Manuela Carmena, la nueva alcaldesa de Madrid y parte indiscutible del incendio político que ha prendido en España para un cambio de régimen. Ocurrió una gélida noche de enero de 1977 en el despacho de abogados laboralistas que había fundado con 5 compañeros tras la muerte del dictador Franco en el centro de la capital, a pocos metros de la estación de Atocha. Un comando ultraderechista irrumpió a balazos en el departamento asesinando a todos los que allí se encontraban. El destino había colocado a Carmena a esa hora en otro lugar y salvó la vida por puro azar pero a cambio le dejó huellas imborrables. Quizá la más profunda de todas tenga que ver con su pertinaz defensa de los derechos de los colectivos más vulnerables y la lucha inquebrantable contra el fascismo que se mostró durante los años sangrientos de la transición española.

Hoy, camino ya de los 72 años, reconoce que jamás pensó que llegaría a presidir Madrid porque no tiene espíritu de visionaria, “un arma que al parecer ofende poco pero que desacredita mucho y no obliga a probar nada”, explica en cuanto tiene ocasión. Amante del ciclismo y enemiga del alcohol, ha rehusado al coche oficial que le correspondía por su cargo. Prefiere acudir a su nuevo trabajo en metro, mezclada con el resto de ciudadanos, compartiendo con ellos la humanidad que se concentra en las horas punta del día. “Soy una persona normal y no tengo que dejar de serlo por ser alcaldesa. Prefiero que me tuteen, como lo han hecho toda la vida, a que me traten de usted. No me gusta”, añade.

Carmena comenzó su carrera judicial en 1981 de una manera fulgurante dispuesta a trasladar al interior de los juzgados, corrompidos por el virus de la inhibición a favor de los poderosos, los nuevos aires del cambio. Fue tan incansable su batalla contra la corrupción que 5 años después recibió el Premio Nacional de los Derechos Humanos. Pero ahí no se detuvo. En 1996, cuando el problema de los desahucios era una cuestión marginal a la que nadie prestaba atención, en Madrid se producían más de 8 mil al año. La jueza se armó de argumentos y elaboró un informe demoledor en el que denunciaba que el 3% de las familias afectadas jamás serían capaces de hacer frente a la hipoteca de su vivienda y el sistema las empujaba a vivir irreversiblemente en la calle. Para paliar esta traumática situación reclamó la puesta en marcha de un parque de casas para atender los casos más dramáticos. Por desgracia, la política derrotó a la justicia en aquella ocasión pero la guerra se compone de muchas batallas.  

La siguiente colisión con la realidad política llegó tras su nombramiento como titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Madrid y la aplicación del mandato constitucional sobre la función de reinserción social y reeducación que tienen las cárceles. Su defensa de los derechos de los presidiarios fue incansable y declaró que nadie cree en la reinserción en España. “Mientras la derecha pide la pena de muerte o la cadena perpetua, la izquierda se conforma con mantener a los delincuentes en la cárcel”. Ahí comenzaron algunos de sus más serios problemas que definen, al mismo tiempo, su pensamiento crítico y constructivo.  

En 2001 se retiró y desde entonces regentaba un pequeño comercio de ropa en un barrio popular de Madrid. Mezclada con los vecinos y sin hacer más ruido que el que dejó como herencia a favor de la justicia social. (I)


PERFIL / ADA COLAU / ALCALDESA DE BARCELONA

Una persona muy cercana a la nueva alcaldesa de Barcelona asegura que en ella anida la futura presidenta de España. “Por capacidad y arrojo”, sentenciaba en una reciente conversación privada. Lo cierto es que hace 5 años Ada Colau era una completa desconocida en Madrid y hoy la aclaman.

Como fundadora de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), esta filósofa vocacional a la que faltan 2 asignaturas para completar su licenciatura absorbió como una esponja los principios en los que se mueven los movimientos sociales para subirse al ring de la política española. Luchó contra la invasión de Irak, contras las cumbres del G-8, contra la hipocresía de un mundo cada vez más codicioso e insolidario.

Colau contribuyó a que el término escrache, la movilización que los ciudadanos argentinos realizaron frente a los domicilios de los responsables de la dictadura, se popularizara en España y a elevar el tono de los discursos implacables contra los políticos corrompidos por el sistema. Precisamente, todos supieron quién es Ada Colau tras un incidente inédito en el Congreso de los diputados. Ocurrió en 2012 y frente a ella se encontraba un representante de la Asociación española de la Banca dando cuenta de la política de desahucios del poder financiero. Tras escuchar su discurso, esta activista de 41 años tomó la palabra y dirigiéndose al presidente de la cámara, afirmó: “No le he tirado un zapato a este señor de la Banca porque creía que era importante decirle que es un criminal y como tal deberían ustedes tratarlo. No es un experto. Los representantes de las entidades financieras han causado este problema, los que han arruinado la economía entera de este país y ustedes les siguen calificando de expertos”. Un mensaje repetido en el Parlamento catalán por uno de sus hoy aliados en el Ayuntamiento de Barcelona, David Fernández, de la CUP, cuando se dirigió al exministro de Economía de José María Aznar e imputado en un fraude millonario a las arcas públicas, Rodrigo Rato, y le despidió: “Hasta pronto gánster, nos veremos en el infierno”.

Años después la Fiscalía de Madrid presentó una denuncia contra Rato, quien llegara ser considerado el mejor ministro de Finanzas del mundo, por un supuesto delito de alzamiento de bienes, además de distintos delitos fiscales y de blanqueo de capitales.

Casada con un economista y madre de 2 hijos, la alcaldesa de Barcelona ha comenzado su mandato sin ceder a la tentación de escupirse en las palmas de las manos para izar la bandera ciudadana. Aún no ha procedido a cortar cabezas pero en las pocas semanas que lleva en el cargo ya ha anunciado la reducción de las subvenciones que el Ayuntamiento otorgaba a la Fórmula 1, a los cruceros de lujo, al proyecto del hotel de lujo de la Torre Agbar y ha bloqueado el nacimiento del lujoso complejo hotelero Four Seasons en el Paseo de Gracia.

Colau, ha asegurado a través de su cuenta en las redes sociales que su pareja, Adrià Alemany, “cofundador de la PAH en 2009”, trabajará en Bcomú y no en el Ayuntamiento.

El dinero ahorrado irá a parar a la renta infantil que se elevará a 100 euros mensuales y se ha fortalecido la tarjeta Barcelona Solidaria, a través de la cual se distribuyen alimentosa las familias sin recursos. Así es Ada Colau, una versión de Robin Hood moderna. (I)

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