El 15 de septiembre habrá una marcha para pedir la renuncia del mandatario
La visita de Trump le pasa factura a Peña Nieto
Días complicados vive el presidente de México, Enrique Peña Nieto, en lo que respecta a su imagen pública. Va de tropiezo en tropiezo con caídas que repercuten dentro y fuera del país, al punto que este 15 de septiembre fue convocada una protesta ciudadana para exigir su renuncia o revocación de mandato.
En la última semana, el traspié más sonado es la invitación y recepción casi con honores al candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, quien insulta a los mexicanos y pretende construir un muro a lo largo de los 3.185 kilómetros de frontera entre ambos países.
Ciudadanos, prensa, opositores, analistas… muchos cuestionaron la decisión de Peña de recibir a Trump, aunque funcionarios del gobierno insisten en que la reunión fue provechosa. Una encuesta publicada el 6 de septiembre por la empresa Consulta Mitofsky da cuenta del error de estrategia: el 90% de la población está informada sobre la invitación a Trump y la situación generó sentimientos negativos a 8 de cada 10 mexicanos. Un mal cálculo que indica le costó el puesto al hombre más cercano al presidente, Luis Videgaray, quien, según trascendió, fue el ideólogo de la invitación. El excoordinador de la campaña electoral de Peña y secretario de Hacienda desde 2012, renunció al cargo ayer.
Más allá del rechazo que Trump genera en gran parte de la población mexicana, la situación empeoró con las declaraciones posreunión. Peña Nieto publicó un mensaje en Twitter, pero inmediatamente el estadounidense lo desmintió y acusó de romper las “reglas” establecidas en el encuentro. “Repito lo que le dije personalmente, Sr. Trump: México jamás pagaría por un muro”, escribió Peña al salir de la reunión y el republicano replicó “no discutimos de eso”. Echó por tierra el intento del mandatario por mostrarse firme en un tema sensible en la opinión pública y todo indica que el millonario ganó puntos en las encuestas de preferencia electoral.
Posteriormente, en la cumbre del G20, que se realizó en China, Peña se vio obligado a explicar sus acciones al actual mandatario estadounidense, Barack Obama. La intención fue “insertarnos en un espacio de diálogo”, argumentó pero el desaire a los demócratas estaba hecho y la candidata del partido, Hillary Clinton, rechazó la invitación de visitar México durante su campaña.
8 de cada 10 mexicanos tienen sentimientos negativos después de la visita del candidato republicano.
Hay más tormentas que sacuden a Peña Nieto desde comienzos de agosto. Una investigación periodística del portal Aristegui Noticias reveló que en su tesis para titularse como abogado, el ahora presidente plagió al menos a 10 autores.
El gobierno arguyó “errores de estilo” y más tarde el político completó: “Quizá pude haber mal citado a algunos autores, tendría que aceptarlo como un error metodológico, pero no con el ánimo de querer hacer mías las ideas de los demás”.
La Universidad Panamericana, institución académica que le otorgó el título, reconoció que la tesis tiene “reproducciones textuales de fragmentos sin cita a pie de página ni en el apartado de la bibliografía”, pero consideró que se trata de “un acto consumado” en el cual es “imposible” proceder.
En redes sociales, ciudadanos lanzaron una petición para que intervenga la más prestigiosa institución educativa del país, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En semanas recientes Peña Nieto también estuvo involucrado en un nuevo escándalo por lujosas propiedades, esta vez departamentos que su esposa Angélica Rivera utiliza en la exclusiva zona de Key Biscaine, Miami. El diario británico The Guardian reveló que un departamento y varios gastos serían financiados por el Grupo Pierdant, empresa que busca contratos con el Gobierno mexicano y aspira a participar en licitaciones.
En medio de la crisis de imagen, Peña Nieto rindió su cuarto informe de gobierno. Habiendo transitado más de la mitad de la gestión (2012-2018) y aunque diversos sectores reclaman que no logró controlar varios de los principales problemas del país, como violencia ni pobreza, el mandatario ofreció cifras positivas y aseguró que México cambió “para bien”.
Mantuvo un encuentro con jóvenes, pero la apuesta generó más cuestionamientos porque no hubo voces críticas entre los participantes. “¿Qué buenas noticias más nos tiene?”, fue la primera pregunta de un diálogo que parecía guionado.
En agosto, la popularidad de Peña Nieto descendió al nivel más bajo que ha tenido en los cuatro años: desaprobado por el 74% de la población y con apenas un 23% de respaldo, según una encuesta realizada por el periódico Reforma. Septiembre no se vislumbra alentador, la tormenta arrecia entre escándalos y protestas para exigir el final anticipado de su gobierno. (I)