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La victoria amarga de los demócratas en Estados Unidos

La victoria amarga de los demócratas en Estados Unidos
Foto/Europa Press
05 de noviembre de 2020 - 09:01 - Agencia Europa Press

El Partido Demócrata tenía las encuestas a su favor. Pero el lento recuento de los votos de las presidenciales y el ajustado resultado en estados clave eclipsa la ventaja de Joe Biden, que ha visto cómo colectivos tradicionalmente demócratas no lo han apoyado al nivel que se esperaba y teme no contar con una mayoría afín en el Senado.

A poco de concluir el recuento, Biden está considerado ya el candidato más votado de la historia de Estados Unidos, por encima del récord de su amigo Barack Obama en 2008. Si Obama obtuvo entonces casi 69,5 millones de sus conciudadanos, los datos de Biden ya se sitúan por encima de los 71,6 millones, según CNN.

Pero lo que parecía que iba a ser un paseo no ha sido tal, ya que el presidente Donald Trump también ha mejorado sus datos de 2016, cuando logró casi 63 millones de votos. Ahora ya supera los 68 millones, por delante de los 65,8 que logró hace cuatro años la exsecretaria de Estado Hillary Clinton y de los 65,9 que obtuvo Obama para llegar a la Casa Blanca.

Los datos evidencian una creciente movilización social (la tasa de participación rondaría el 65%, la mayor desde 1908, según US Elections Project), pero también que este arrastre no ha favorecido tan solo al candidato demócrata, ya que los simpatizantes de Trump también han acudido de forma masiva a las urnas.

Durante la noche electoral se temió que los sondeos volverían a fallar como ocurrió en 2016 con Clinton y Trump vencería de nuevo, después de que el actual presidente se impusiese en estados clave como Florida y de que el retraso en el recuento de papeletas, atribuido al masivo voto anticipado y por correo, dejase en el aire zonas como Michigan, Wisconsin o Pensilvania, con márgenes estrechos o incluso desfavorables para Biden.

El ex vicepresidente también se ha encontrado con un rival combativo, que lejos de reconocer la derrota o al menos apelar a la calma salió en la misma noche electoral para denunciar, sin pruebas, un fraude y reclamar la paralización del recuento de votos. Independientemente de lo que ocurra en las próximas horas, la victoria de Biden quedará marcada para siempre por la beligerancia de Trump.

En pleno auge del movimiento 'Black Lives Matter' contra la brutalidad policial, Biden parecía haber perdido parte del empuje demócrata de la etapa Obama, aunque aún así ha arrasado entre la población afroamericana, obteniendo un nivel de apoyo del 87%, según sondeos a pie de urna publicados por The Washington Post. Entre las mujeres el dato se dispara aún más, hasta el 91%.

Sin embargo, el arrastre electoral demócrata no se ha extendido en la misma medida entre la comunidad latina, considerada ya la minoría más grande de Estados Unidos gracias a sus cerca de 32 millones de potenciales votantes, donde el margen entre Biden y Trump se reduce a 34 puntos porcentuales, lo que le habría pasado factura en estados como Florida.

El dato no ha pasado desapercibido para figuras emergentes como Alexandra Ocasio-Cortez, que el martes revalidó su escaño en la Cámara de Representantes tras obtener casi el 69% de los votos. La misma noche electoral, Ocasio-Cortez hizo "sonar la alarma" en Twitter y recriminó las "vulnerabilidades" de su propio partido hacia la comunidad hispana: "Tenemos trabajo que hacer".

Las mujeres, por su parte, han apoyado mayoritariamente a Biden, mientras que el presidente ha demostrado que sigue siendo fuerte entre los blancos  y entre quienes han votado teniendo como principales preocupaciones la economía o la inseguridad, grandes emblemas de la campaña republicana. El voto rural se decantó también del lado republicano.

El delicado equilibrio de poderes en Estados Unidos dejará al próximo presidente a merced también de lo que ocurra en otros puntos de Washington, entre ellos el Tribunal Supremo, dominado por la vertiente conservadora después de que Trump logró colocar en solo cuatro años a tres jueces que ostentarán sus respectivos cargos de forma vitalicia.

En el Congreso, el poder legislativo, el Partido Demócrata llegaba a estas elecciones con el reto de mantener el control de la Cámara de Representantes, algo que 'a priori' ha conseguido', y recuperar la mayoría en el Senado, una hipótesis aún en el aire.

Con varios escaños aún por determinar y la posibilidad de que el reparto no concluya hasta enero, demócratas y republicanos están empatados a 47 senadores, según CNN. Sin el control del Senado, Biden vería muy limitado su margen legislativo, al contrario de lo que le ocurrió a Trump estos cuatro años. (I)

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