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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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La verdad para un diplomático

La Habana.- Los restos del diplomático cubano Jesús Cejas Arias, secuestrado en Buenos Aires durante la última dictadura y visto por última vez en cautiverio en el centro clandestino Automotores Orletti, fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

El cadáver fue hallado hace un mes dentro de un tambor metálico de 200 litros, rellenado con cemento, abandonado en un predio de la localidad de Virreyes, partido de San Fernando. La identificación fue informada oficialmente desde el juzgado de Daniel Rafecas, a cargo de la megacausa que investiga delitos de lesa humanidad en jurisdicción del Primer Cuerpo del Ejército.

Los hallazgos se produjeron en un lugar donde se realizaban movimientos de tierraCejas Arias, de 22 años, fue secuestrado el 9 de agosto de 1976 junto con su compatriota Crescencio Nicomedes Galañena Hernández, que tenía 27 años. Ambos acababan de salir de la embajada de Cuba donde trabajaban. El secuestro se produjo en Barrancas de Belgrano, frente al señorial club homónimo. El 13 de agosto, el diario La Opinión publicó que “la embajada cubana en Buenos Aires está trabajando en estrecho contacto con el gobierno argentino en la búsqueda de dos miembros de la representación, acerca de quienes se presume que habrían sido secuestrados”. El 16, la agencia Associated Press recibió un sobre, por correo simple y con estampilla argentina, que contenía las credenciales de ambos desaparecidos. Adentro había un texto en letra manuscrita, que decía: “Nosotros (Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena), ambos cubanos, nos dirijimos a usted para por este medio comunicar que hemos desertado de la embajada para gozar de la libertad del mundo occidental”. El texto no tenía firmas y la Cancillería certificó la autenticidad de las credenciales, informó al día siguiente La Opinión.

Cejas Arias y Galañena Hernández estaban por entonces secuestrados en el centro clandestino Automotores Orletti, instalado por la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) en el barrio de Flores. Orletti, comandado por Aníbal Gordon y otros exmiembros de la Triple A, fue la sede local del Plan Cóndor, como se conoce la coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur.

El represor chileno Manuel Contreras Sepúlveda, exjefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), actualmente condenado en su país, habría admitido ante la jueza María Servini de Cubría que Michael Townley -a quien se atribuye ser miembro de la DINA de Pinochet y de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA)- y el cubano-estadounidense Guillermo Novo Sampoll habrían viajado especialmente a la Argentina para interrogar en el centro clandestino a Cejas Arias y Galañena Hernández. “Ellos cooperaron en la tortura y el asesinato de los dos diplomáticos cubanos”, dijo Contreras.

Los restos de Galañena Hernández fueron encontrados en junio del año pasado, en el mismo predio en el que se concretó el hallazgo de Cejas Arias, cuando un grupo de chicos que jugaba se topó con un barril de metal oxidado del que sobresalían algunos huesos.

En septiembre también se encontraron los restos de los argentinos María Rosa Clementi de Cancere –empleada de la embajada de Cuba en Buenos Aires– y de Ricardo Manuel González, también secuestrados durante agosto de 1976 y hasta ese momento desaparecidos. Los hallazgos se produjeron en un lugar donde se realizaban movimientos de tierra para aparentemente construir viviendas y donde había una tosquera. Los tambores estaban numerados y rellenos de concreto.

Los cuerpos fueron enterrados en el cementerio de San Fernando y  después fueron identificadosEn todos los casos, los restos se hallaron en tambores de doscientos litros rellenados con cemento, lo que constituyó una práctica sistemática y exclusiva de los represores que actuaron en Orletti para el ocultamiento de las víctimas asesinadas. Ese mismo año, 1976, fueron hallados siete tambores similares en un canal de San Fernando, que contenían cadáveres de desaparecidos cubiertos de cemento. Los cuerpos fueron enterrados como NN en el cementerio de San Fernando y tiempo después pudieron ser identificados. En 1989 se supo que uno de ellos era Marcelo Gelman, hijo del poeta y periodista Juan Gelman.

Según el comunicado difundido ayer desde el juzgado de Rafecas, en las tareas de remoción de suelos y búsqueda de restos encabezada por los antropólogos del EAAF intervienen también con maquinarias y personal técnico la Dirección Nacional de Vialidad, profesionales del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, con la colaboración logística de la municipalidad de San Fernando y la custodia de Gendarmería Nacional.

En el caso participa la embajada de Cuba, y ya han arribado a Buenos Aires autoridades de ese país debido a la enorme trascendencia del hallazgo en términos de reparación histórica y para realizar los trámites tendientes a la entrega de los restos, para poder repatriarlos y llevarlos cerca de sus familiares residentes en Cuba. En una vereda de Barrancas de Belgrano, en el cruce entre La Pampa y Arribeños, una baldosa de color ocre colocada en 2011 los seguirá recordando en el lugar exacto donde fueron secuestrados.

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