La reforma migratoria es el gran hueco de los dos periodos de Barack Obama. Aunque los analistas internacionales reconocen sus múltiples esfuerzos. “El tema migratorio es el gran fracaso de la administración de Obama. Hay problemas en la arquitectura de la institucionalidad norteamericana. Varios analistas la han denominado como la democracia dividida”, explica Gabriel Orozco.

Toda ley que promueve el Ejecutivo tiene que ser aprobada por el Congreso e igualmente toda iniciativa que venga desde el Legislativo tiene que ser aceptada por el Ejecutivo. A los 2 años del triunfo de Obama, surgió el Tea Party, una corriente dentro del Partido Republicano de línea ultraconservadora. Ellos son los responsables del bloqueo que sufre el Congreso norteamericano y que afectó la reforma migratoria.

La paradoja de la política estadounidense es que la mayoría de las veces que los demócratas dominan el Congreso, el inquilino de la Casa Blanca es republicano; o al revés. Pero nunca antes se había visto una parálisis como ahora.

En el tema migratorio juega otro factor. La migración se ve de una manera muy distinta y hay mucho rechazo y percepción negativa en los estados fronterizos. En otros en cambio, hay una mayor apertura, mientras que en los del norte esto ni siquiera es un problema.

El analista colombiano aclara que hay que tomar en cuenta un factor determinante y es que EE.UU. necesita de migración porque los ritmos de crecimiento demográficos no son compensatorios al nivel de desarrollo de la economía y de la demanda de puestos de empleo, por tanto, requiere mano de obra y la única forma de cubrirla es con la migración.

Hay mucho doble rasero moral en las políticas de migración y también está la manipulación del tema como factor político para poder conseguir votos. Ese es el caso, por ejemplo, del precandidato Donald Trump.    

Hay otra paradoja. Muchos migrantes de segunda generación que ya se han radicado en EE.UU. rechazan cualquier reforma migratoria. (I)