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La reconciliación será clave para que se concrete el proceso de paz en Colombia

El investigador Gabriel Orozco (izq.) y el secretario de la Unasur, Ernesto Samper, durante el foro en la Flacso.
El investigador Gabriel Orozco (izq.) y el secretario de la Unasur, Ernesto Samper, durante el foro en la Flacso.
Foto: Fernando Sandoval / El Telégrafo
08 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Mundo

Luego del acuerdo de cese al fuego bilateral entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) inicia una etapa de transición. Será un período complejo donde el tema de la reconciliación será clave para concretar la paz definitiva.     

Así lo explicaron autoridades diplomáticas y académicos que participaron en el panel ‘Más allá del conflicto: perspectivas de los acuerdos de paz en Colombia’, efectuado en el hemiciclo de la Flacso, en Quito.

En el evento participaron Ernesto Samper, secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y expresidente de Colombia (1994-1998); Lautaro Pozo, subsecretario de América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores; y Gabriel Orozco, profesor investigador de Flacso Ecuador. Francisco Carrión, excanciller de Ecuador, actuó como moderador.

Para Samper, lo que se abre ahora en Colombia es un puente para pasar de la época del conflicto a la paz. Sin embargo, advirtió que no será un camino sencillo ya que podría tomar casi dos generaciones pasar de un tipo de sociedad a otra.

En ese sentido, observó que ahora es el momento en que la sociedad civil colombiana debe sentirse involucrada en el proceso de paz y socializar los verdaderos alcances de lo que se ha logrado en La Habana, lo que definió como un ‘paso histórico’. “Colombia nunca había llegado tan lejos en un proceso de paz”. El exmandatario reconoció el esfuerzo de sus pares que también intentaron terminar el conflicto en su momento, pero no lo lograron.

Para Samper las razones por las cuales se avanzó en las negociaciones es porque es el primer proceso de paz en el cual los referentes son las víctimas y no los victimarios. Se calcula que 7’000.000 de colombianos han sido víctimas del conflicto interno durante 50 años.

Además, refirió que hay puntos fundamentales que se toman en cuenta en las negociaciones en La Habana, como el tema de tierras, cultivos ilícitos, y los mecanismos de participación política.

Sobre el tema de las tierras, Samper recordó que las FARC pidieron la reivindicación de los territorios por décadas. Sin embargo, por el narcotráfico y el paramilitarismo los insurgentes acumularon 6’000.000 de hectáreas  y  “eso representa 3 veces más  de lo que se logró en materia de reforma agraria”.      

Respecto a los mecanismos de participación política, expuso que en Colombia se necesitan opciones distintas a la de los partidos políticos tradicionales para que la guerrilla pueda dejar las armas por las urnas. “¿Quién puede pensar que las FARC dejarán las armas para estar en una cárcel por años?”. El secretario enfatizó que el proceso de paz nunca intentó encarcelar  a las personas, sino más bien crear condiciones para una verdadera  reconciliación.  

Samper concluyó que para que este proceso de paz se mantenga en Colombia, el Estado debe  entender que tiene llegar a todas las zonas del país, no con la presencia militar, sino con carreteras, hospitales, escuelas,  apoyo a emprendimientos productivos.

Gabriel Orozco, colombiano y catedrático de la Flacso, expuso que la  búsqueda de paz ha sido una política de Estado lo que ha llevado a  la internacionalización de ese proceso.

En el caso de los últimos diálogos de paz -señaló- que es una diplomacia diferente a la anterior. En el año 2000 había una pacificación forzada, es decir en base a enfrentamientos militares. El docente observó que los modelos de política exterior que se aplicaron en Colombia han sido dependientes o subordinados a Estados Unidos. “Gran parte de la visión del conflicto, y de su resolución, pasa por la relación con Washington y no con la región”.

Aun así, Orozco consideró exitoso  el proceso de paz ya que ha traído avances importantes para Colombia a través del acompañamiento y el blindaje internacional.  

Lautaro Pozo realizó observaciones al proceso del posconflicto en Colombia. Entre ellas, preguntó qué pasará con el otro grupo armado, el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Así como el proceso de desactivación de minas antipersonales y la situación de los refugiados que se encuentran en Ecuador. En ese último punto, destacó que el país ha actuado con solidaridad para recibir a los colombianos, que huyeron del conflicto interno.

También se preocupó sobre el destino de las armas que dejarán las FARC porque no hay un inventario del total que poseen. Advirtió que en el caso de que se entreguen, solo una parte del armamento podría causar problemas de seguridad.  

Como uno de los puntos, que han definido  que este proceso de paz haya avanzado, Pozo mencionó que las FARC han aceptado los mecanismos de participación. Dijo que el grupo insurgente no siente que ha sido vencido sino que están negociando, sin una imposición, o una capitulación (rendición).  

Respecto a la frontera entre Ecuador y Colombia, preguntó sobre qué  pasará con las fracciones de las FARC que no decidan acogerse a la paz y continúen sus operaciones. “Son combatientes que tal vez iniciaron desde adolescentes. Y que podrían pasar a formar parte de bandas criminales”.

En ese punto sugirió que el Estado colombiano debería ocupar los espacios que dejarán las FARC, para que no sean llenados por otro grupo irregular.  

El excanciller de Ecuador, Francisco Carrión, agradeció la presencia de los panelistas e invitados, quienes hicieron preguntas sobre el tema. Indicó que el país más beneficiado con la firma de la paz, luego de Colombia, sin duda será Ecuador. (I)

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