Los diálogos se desarrollan con la mediación de Rusia, Turquía e Irán
La oposición reclama la salida de las fuerzas extranjeras de Siria
El primer día de las negociaciones de paz en Siria entre emisarios del presidente Bashar al Asad y los rebeldes, que se realizó en la capital kazaja, Astaná -con la mediación de Rusia, Turquía e Irán-, terminó ayer sin avances claros.
Estas conversaciones se producen en un nuevo contexto en Siria en los últimos meses, tras la intervención militar rusa en apoyo del régimen y la progresiva pérdida de influencia de Washington.
En concreto, la oposición siria reclamó ayer la salida de las fuerzas extranjeras del país, en el marco de las conversaciones de paz. Sin embargo, los tres países garantes reiteraron su intención de “combatir juntos contra el Estado Islámico (EI) y el (antiguo) Frente al Nusra”.
Osama Abu Zeid, asesor de la delegación opositora en la capital kazaja, explicó que los rebeldes se negaron a debatir el apoyo al antiguo Frente al Nusra “hasta que haya consenso para limpiar Siria de fuerzas extranjeras”.
El ministro de Exteriores turco, Medvlut Cavusogly, también abogó por la salida de todos los combatientes no sirios, especialmente del partido-milicia chií libanés Hezbolá, que lucha junto al gobierno de Bashar al Asad.
Los rebeldes también pidieron que las milicias iraníes, lideradas por Hezbolá, que combaten junto a las tropas de Al Asad, así como los combatientes kurdos del Partido de la Unión Democrática (PYD), sean designados como grupos terroristas.
El jefe de la delegación de Damasco, el experimentado Bashar Jaafari, insistió, por su parte, en “la creación de un proceso político” para resolver el conflicto y una separación estricta entre rebeldes y yihadistas de la organización Estado Islámico y Fatah al Sham (exfrente Al Nusra, Al Qaeda en Siria).
Por otro lado, Isam Rais, representante del grupo opositor Frente Sur, integrado en el Ejército Libre Sirio (ELS), apoya los planes de Rusia, Turquía e Irán de crear un mecanismo tripartito para velar por el cumplimiento de la tregua.
“Instamos a los países garantes del armisticio a controlar a aquellos que lo están infringiendo sobre el terreno”, dijo Isam Rais, en declaraciones recogidas por la agencia de noticias oficial de Rusia, Sputnik.
“Si las negociaciones fracasan, no tendremos otra opción que seguir combatiendo”, advirtió Osama Abu Zeid, asesor de la oposición.
Por su parte, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, que oficia de mediador, llamó a la creación de un mecanismo de vigilancia y de implementación del alto el fuego en el terreno.
“En el pasado no lo teníamos y es la razón por la que fracasamos en solucionar el conflicto”, declaró, saludando cualquier iniciativa “que refuerce la confianza” entre las dos partes.
Los rebeldes apoyan esta propuesta. Este mecanismo y el ingreso de ayuda humanitaria serían “una base fuerte que podría continuar en Ginebra”, en donde deben comenzar el 8 de febrero las negociaciones políticas auspiciadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró el portavoz rebelde, Yehya al Aridi.
“Estamos de acuerdo en que los rusos sean garantes (de la tregua), pero no los iraníes”, aliados como Moscú del régimen de Damasco, afirmó a la AFP otro miembro de la delegación de los insurgentes.
La tregua es frágil. Los rebeldes reprochan a las fuerzas gubernamentales que continúen combatiendo cerca de Wadi Barada, zona clave para el suministro de agua potable de la capital siria, Damasco.
Desde Washington, la Casa Blanca informó ayer que Estados Unidos está abierto a la idea de realizar operaciones militares conjuntas con Rusia contra los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) en Siria. (I)