‘Linchamiento’, así califica el Partido de los Trabajadores (PT) a la ola de rumores mediáticos, que generan fiscales y miembros del Poder Judicial identificados con la oposición, en torno a las relaciones personales del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

El punto máximo de esta ola de denuncias contra Lula sobre por qué iba a comprar y se arrepintió un apartamento en la playa o sobre una casa de campo de un amigo a donde va a pescar y a hacer ‘churrascos’, será el miércoles 17 de febrero.

Un fiscal, Cassio Conserino, fuente en ‘On the record’ de la revista Veja a quienes sus críticos alinean con la oposición que gobierna el estado de Sao Paulo desde los noventa, citó a declarar a Lula y a su esposa, Marisa Leticia Rocco, el 17 de febrero en los tribunales penales de Barra Funda, en Sao Paulo.

La tensión política de Brasil tendrá allí una prueba de fuego, ya que aparecerá, patente, el país dividido en torno a las conquistas del Partido de los Trabajadores (PT): por un lado estarán los sindicatos, los movimientos sociales como los Sin Tierra (MST), los partidos de izquierda oficialistas y por el otro los sectores derechistas. Grupos masónicos, otros que reivindican la monarquía abolida en 1889, la dictadura que terminó en 1985 y los que buscan el golpe contra la presidenta Dilma Rousseff dirán presente con muñecos de Lula vestido de presidiario.

El motivo por la citación de Lula poco importa. Es el hecho político de verlo correr por tribunales, según Rui Falcao, presidente del Partido de los Trabajadores. “Quieren vincular a Lula con la ‘Lava Jato’”, dijo el alcalde de Sao Bernardo do Campo, Gran Sao Pauolo, Luiz Marinho, aliado de Lula.

La ‘Lava Jato’ es la operación que conduce el juez Sergio Moro en la cual se investiga si los sobornos pagados por empresas constructoras a funcionarios de Petrobras incluyeron desvíos obligatorios para financiar campañas políticas.

Lula también está siendo investigado por el fiscal de Sao Paulo por su vinculación con un apartamento en el balneario de Guarujá, en un edificio construido por una cooperativa que luego fue vendido a una constructora investigada por sobornos en Petrobras. Desistió de comprar el apartamento pero le hizo reformas junto con su esposa.

El supuesto lavado de dinero de la obra en su conjunto lleva a Lula a declarar ante el fiscal, que anticipó su decisión a la revista opositora Veja.

El otro caso por el que Lula está siendo eje de denuncias en la prensa es una casa de campo de dos empresarios socios de su hijo mayor, Luis Claudio, que habría recibido pagos ilegales por parte de empresas acusadas de la corrupción en Petrobras, como Odebrecht y Oas. Todo esto con Lula ya fuera de la presidencia y sin fueros. (I)