La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ratificó que las torturas aún son una práctica generalizada en las prisiones afganas, a pesar de las recomendaciones que hizo el organismo al Gobierno del país, según un informe de 2011.

La Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (Unama, por sus siglas en inglés) elaboró un informe sobre las condiciones de los detenidos en las instalaciones de las fuerzas policiales nacionales y de los servicios de inteligencia, entre los meses de octubre de 2011 y octubre de 2012.

Según el estudio, más de la mitad de los 635 presos entrevistados denunciaron que fueron objeto de maltratos o tortura, identificando 14 métodos utilizados por las autoridades afganas, incluyendo palizas, amenazas de ejecución, abuso sexual y descargas eléctricas para extraer confesiones.

La investigación concluyó que los casos de abusos en las prisiones afganas aumentaron un 43%.

El Gobierno afgano rechazó tales acusaciones, mediante una carta enviada al organismo, en la que expone que las denuncias de los detenidos son “falsas y exageradas”.