La OCDE y España

El pasado día 8, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Angel Gurría, acompañado por el ministro español de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, presentaba en Madrid el informe ‘Estudios Económicos OCDE-España’, con una valoración general positiva, “España ha dejado atrás la recesión y mejorado su competitividad, gracias a las reformas adoptadas, que deben continuar y completarse con otras nuevas para consolidar la recuperación y combatir el elevado índice de desempleo”. Para todo ello han sido imprescindibles las reformas fiscales y del sector bancario y la política monetaria del Banco Central Europeo, que redujo las tensiones financieras. La OCDE prevé un incremento del PIB español en los dos próximos años, porque las reformas han dado resultado. Han de ser complementadas y a ello se ha comprometido el Gobierno español.

El informe contempla logros, riesgos y retos. Entre los primeros, los efectos de las reformas aplicadas por España -fortalecimiento del sector bancario, mejora de la sostenibilidad de las cuentas públicas y reformas del mercado laboral-, las actuaciones del BCE y el ritmo de consolidación fiscal han llevado de vuelta a la economía española a un moderado crecimiento, a una reducción del desempleo y al equilibrio de nuestras cuentas exteriores como consecuencia del comportamiento de las exportaciones por la mejora de la competitividad. Todos esos factores han llevado a una notable reducción de la prima de riesgo. Entre los segundos está la dependencia de la estabilidad financiera por la elevada deuda pública y la consecuencia negativa para nuestras exportaciones de un menor crecimiento de nuestros principales clientes. Y entre los terceros conseguir un crecimiento sólido y sostenible para disminuir el desempleo y la deuda, implementando medidas adicionales para impulsar la competitividad y el crecimiento de manera que los efectos de la recuperación se trasladen a los ciudadanos.

En lo que se refiere a las recomendaciones, la OCDE las ha hecho en tres agendas: reducir el endeudamiento para volver al equilibrio presupuestario -redistribuyendo la carga impositiva, aumentando los impuestos medioambientales, reduciendo exenciones fiscales y mejorando la eficiencia del sector público-, estimular el empleo y el crecimiento -fortaleciendo las políticas activas del mercado de trabajo, aumentando la aportación de la educación y la innovación al crecimiento, y en medio ambiente homogeneizando los precios de las emisiones de gases de efecto invernadero para contener emisiones de carbono-, y lograr un sector empresarial más dinámico -ampliando la base impositiva del impuesto de sociedades, fomentando la diversificación de las fuentes de financiación, reformando el régimen de licencias y aplicando la Ley de Garantía de Unidad de Mercado para evitar su fragmentación y reduciendo el número de profesiones colegiadas y el coste de las cuotas-.

En definitiva, el informe de la OCDE es un reconocimiento al esfuerzo conducido por el Gobierno español y asumido por los españoles, que comienza a mostrar resultados.