El empuje de la "educada y ambiciosa juventud egipcia" y los errores del antiguo régimen, en especial "el tratamiento de la causa palestina", fueron claves en la revolución del 25 de enero, aseguró este jueves el embajador de Egipto en España, Ayman Zaineldine.

En una conferencia en Madrid, en la que explicó la transición política que vive su país, Zaineldine consideró que "lo que está pasando ahora en Egipto se parece mucho a lo que pasó en España hace 35 años, cuando acabó la dictadura y empezó la democracia".

"Lo que estamos viviendo es muy parecido a lo que experimentaron los españoles, con muchas emociones al mismo tiempo, como la esperanza, el miedo o la preocupación en construir un futuro mejor", dijo.

Lo más importante, es que "el trabajo político hacia un régimen democrático se está llevando a cabo intensamente, de forma que podremos ahorrarnos muchos años" de camino, dijo.

"A finales de junio próximo, Egipto tendrá al primer presidente del país elegido democráticamente", dijo al explicar que acaba de abrirse el periodo de inscripción de candidaturas presidenciales (del 10 de marzo al 8 de abril) y que la votación se llevará a cabo el 23 de mayo. En caso de ser necesaria, se convocaría una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados el 18 de junio.

Al mismo tiempo, el Parlamento salido de las elecciones que concluyeron en febrero pasado tras varias fases, prepara el proceso de elaboración de la nueva Constitución, que deben redactar cien miembros de las dos Cámaras, en un proceso que como máximo puede durar un año, aunque Zaineldine destacó que en los últimos meses se ha trabajado en un consenso que facilitará mucho todo el proceso.

"Estamos dando pasos en todos los niveles para llegar a la democracia que ansiamos, lo que a veces puede conllevar momentos difíciles, con tensión y dudas", explicó, "pero la situación ha mejorado, tanto a nivel de seguridad, como económico".

El embajador se mostró convencido de que gracias a la aportación conjunta de "las formaciones políticas, la sociedad civil y los medios de comunicación", Egipto "está dando pasos hacia el futuro" y el camino "va a ser mucho más rápido de lo que muchos creen".

"Estamos todos de acuerdo sobre la necesidad de un nuevo sistema económico", más "igualitario" pero igual de respetuoso con el sector privado, para desarrollar todas las áreas, "en especial la industria", explicó.

También "va a haber cambios en la política exterior, dando más importancia a África y más seriedad a la causa palestina, sobre todo en la forma de tratar con Israel", dijo, aunque precisó que eso "no amenaza el actual acuerdo pacífico" entre los dos países.

Sobre las causas de la revolución, Zaineldine explicó que en la última década del régimen del expresidente Hosni Mubarak, el importante desarrollo económico no estuvo acompañado por mejoras sociales, lo que polarizó el país en ricos muy ricos y pobres muy pobres, que además veían reprimidas sus libertades.

Así, "una juventud educada y ambiciosa, sin acceso al desarrollo económico y limitada en sus derechos políticos" fue fundamental para el cambio de un régimen "inflexible" e "incapaz de comprender sus objetivos".

En ese contexto, el escaso prestigio de Egipto en el mundo árabe y africano era motivo de insatisfacción del pueblo, especialmente por "la actitud del Gobierno sobre la causa palestina".

A los jóvenes, que son los que "planificaron y llevaron a cabo la revolución egipcia, inspirada en la de Túnez", se sumo "la elite política e intelectual, que estaba marginada por el poder".

Tras mostrarse convencido de que en Occidente se da "mucha importancia a los islamistas", cuando en realidad son una parte más del proceso y "su gran experiencia política", dijo al referirse a los Hermanos Musulmanes, se está reflejando en una colaboración "práctica y realista"