La muerte del fiscal de la causa por el atentado a la mutual judía argentina AMIA, Alberto Nisman, deja varios interrogantes, más allá de la enorme conmoción que causó en la sociedad argentina. La autopsia, en forma preliminar, casi no deja dudas de que se trató de un suicidio.

Aún faltan realizar los exámenes de ADN al arma utilizada, pero el primer barrido electrónico no encontró pólvora en las manos del Fiscal señalaron las autoridades. “No se descarta que la haya disparado él”, agregó la fiscal Viviana Fein.

Nada hacía prever que el fiscal Nisman que acusó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de encubrimiento a Irán en la causa tomara una decisión de este tipo. Incluso, trascendió que habría dejado en su departamento una lista de compras que su doméstica debía realizar el lunes. La justicia argentina no descarta entonces que la decisión haya sido inducida.

Los puntos oscuros se acumulan. La primera: ¿por qué se habría matado el fiscal que la semana anterior había lanzado una durísima acusación contra la jefa de Estado, su canciller Héctor Timerman, un legislador y 2 dirigentes políticos por encubrir a los siete iraníes acusados por la voladura de la sede de AMIA en 1994 que dejó 85 muertos? La acusación apuntaba a un memorándum firmado con Irán en el 2013 que preveía según el fiscal el restablecimiento del comercio bilateral con el intercambio de petróleo por granos a cambio de impunidad negociada a través de un “contacto” iraní en Buenos Aires.

El acuerdo  buscaba crear una comisión de la verdad y que los acusados iraníes declararan en la causa en territorio iraní. Pero el memorándum generó polémica y más allá de que fue aprobado por una ley del Congreso  tuvo el rechazo opositor y de una parte importante de la influyente comunidad judía local.

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¿Por qué Nisman regresó al país en forma intempestiva de unas vacaciones con su hija de 15 años en Europa, el 13 de enero, para presentar su acusación contra la jefa de Estado? El fiscal tenía pensado pasar unas vacaciones hasta fines de este mes y tenía licencia pedida para ello. ¿Por qué decidió interrumpir su descanso dejando a su hija en Madrid con su exesposa? Las suspicacias se abren aún más teniendo en cuenta que en enero no hay actividad judicial en Argentina por el verano austral.   

La acusación contra la presidenta tenía 350 páginas. La investigación –basada en escuchas telefónicas, según el fiscal- estaba ya armada, o en su defecto casi terminada antes del viaje de Nisman a Europa. ¿Qué fue lo que llevó a Nisman a suspender sus vacaciones? ¿Quién lo llamó –si alguien lo hizo- para que él tomara la decisión de regresar de manera inesperada al país? La muerte de Nisman es una enorme incógnita.

En estos casos el dolor y la conmoción por el fallecimiento de un ser humano, y más de una manera trágica como esta, deben imponer respeto sobre todas las cosas. Pero en un año electoral -los argentinos decidirán la sucesión de Cristina Fernández en octubre- la campaña no perdona ni a los muertos. La diputada Patricia Bullrich, de la derechista Unión-Pro, fue la que llegó más lejos: “me cuesta creer que la presidenta haya ordenado mandar a matar a Nisman”, dijo. Lo que es lo mismo que abonar la sospecha sobre la jefa de Estado. Le cuesta, pero lo instala.

Más allá de la muerte y del dolor que provoca en la familia y allegados del fiscal, no caben dudas de que en el espectro político el gobierno ha salido muy perjudicado en este caso. Le será muy difícil revertir este cuadro y más aún en un año en que se decidirá el futuro de la República.  

La noticia que acaparó los portales de todo el mundo anunció la dudosa muerte del fiscal que acusó a la presidenta... Y en el mundo de los medios el titular lo dice todo.

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Hace menos de un mes, a fines de diciembre, el gobierno descabezó a la secretaría de inteligencia y designó a un nuevo jefe, Óscar Parrilli, hombre de confianza de la mandataria. La movida presidencial incluyó la salida del director de Operaciones del organismo Jaime Stiusso, hombre fuerte de la plaza y que había sido designado como colaborador de Nisman en la causa AMIA por el expresidente Néstor Kirchner. Stiusso era conocido por tener fuertes vínculos con la CIA y el Mossad. La interna en el área de inteligencia era muy fuerte. Y estalló con un desguazamiento de un sector interno.    

La denuncia contra la presidenta por parte de Nisman se conoció semanas después del descabezamiento de la Secretaría de Inteligencia. Un dato que no deja de sembrar suspicacias. El gobierno deberá cargar con el pesado fardo de no haber reestructurado los servicios de inteligencia en 12 años de mandato. Según un reporte de Página 12, Claudio Lifschitz, testigo principal de la causa AMIA, señaló que detrás de la denuncia de Nisman hubo “un contragolpe de los aparatos de inteligencia”. Sin dar nombres, señaló entre sus autores a “personas de las que Nisman fue vocero de sus tesis y teorías” sobre el atentado de 1994.