Momentos históricos
La intensa historia de una guerrilla que ahora apunta a la legalidad política
Es imposible entender la historia colombiana del último medio siglo sin las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), una guerrilla que tiene sus orígenes más remotos en las luchas agrarias de los años 30, que nació en los 60 bajo la influencia del marxismo y que hoy ya comenzó su transformación en partido político.
Con la entrada en vigencia de los acuerdos de paz con el Gobierno colombiano, esa organización insurgente, que llegó a ser la más grande y poderosa de América Latina, apuesta a entrar en condiciones competitivas al escenario electoral.
El historiador Carlos Medina considera que el mayor desafío del grupo, en proceso de desarme, es convertirse en una fuerza democrática capaz de ayudar a la izquierda colombiana, que no ha podido ubicarse como alternativa de poder.
La vida del campesino Pedro Antonio Marín sintetiza el origen de las FARC y de la guerra interna en Colombia. Él fue parte de las autodefensas liberales que en las décadas del 40 y 50 protegían a las comunidades rurales de las bandas armadas del Partido Conservador.
Se ganó el apodo de ‘Tirofijo’ por su legendaria puntería con el fusil y luego adoptó el nombre de Manuel Marulanda Vélez, un líder sindical asesinado en Bogotá.
La violenta respuesta del Estado a las autodefensas campesinas llevaron a ‘Tirofijo’ a acercarse al Partido Comunista, que había acompañado las luchas por la tierra desde los años 30. El 27 de mayo de 1964, el Gobierno lanzó una operación militar contra las autodefensas comandadas por ‘Tirofijo’ que se refugiaron en el caserío de Marquetalia. Ese día que los guerrilleros huyeron de un cerco militar de más de 2.000 hombres se convirtió para las FARC en su hito fundacional.
Para Medina, ‘Tirofijo’ personifica la resistencia del movimiento campesino frente a su exclusión política y la violencia de las élites económicas, que habían hecho del despojo de tierras una práctica común.
De una pequeña autodefensa campesina, las FARC evolucionaron hasta ser una fuerza militar que a mediados de los 90 contaba con 24.000 hombres, con capacidad para atacar bases militares y tomar prisioneros a soldados y policías.
Para financiar su expansión, las FARC recurrieron al secuestro y la extorsión, luego al cultivo y procesamiento de la hoja de coca. Esto originó que quedaran ante amplios sectores de Colombia como una guerrilla que perdió los principios que le dieron origen.
En el inicio de su nueva etapa como movimiento desarmado, las FARC han reconocido los abusos y errores que cometieron en medio del conflicto. Es el primer paso para avanzar hacia lo que viene después de la paz: la reconciliación. (I)