“La Iglesia debe denunciar a todos los predadores”
David Clohessy, uno de los rostros más conocidos de entre las víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en Estados Unidos, en una entrevista con el diario italiano La Stampa, aplaudió el informe de la ONU y espera que sirva para infundir valor a los gobiernos para indagar y llevar a juicio a los culpables de estos delitos.
No obstante, es escéptico de que se produzca algún cambio y cuestionó las limitadas acciones del papa Francisco para proteger a los menores de los “predadores” de la Iglesia católica.
Clohessy, quien es director de la Red de Sobrevivientes de Abuso de Sacerdotes (Snap, por sus siglas en inglés) y lucha hace 20 años contra esta dramática situación, relató su historia a La Stampa.
¿Usted sufrió abusos?
Sí, de un sacerdote que se llama John Whiteley.
¿Cuándo sucedió?
Entre los años 60 y 70. Tenía 11 años cuando los abusos comenzaron y duraron hasta que cumplí 16.
¿Cómo sucedió?
La mía era una familia católica muy devota de Missouri y mis padres estaban felices de que un sacerdote dedicara tanta atención a sus hijos. Whiteley nos llevaba de excursión, a esquiar, a acampar, y durante estos viajes se aprovechaba de nosotros.
¿Por qué usa el plural?
Además de mí, también abusó de mis tres hermanos.
¿Por qué no lo detuvo inmediatamente?
Tenía 11 años. Estaba confundido y atemorizado. Cuando crecí comencé a hablar y descubrimos que no éramos los únicos que habíamos sufrido abusos.
¿Y qué fue lo que sucedió con Whiteley?
Fue suspendido y transferido a otros servicios, pero no estoy seguro de que haya perdido sus hábitos. La Iglesia dice que no sabe en dónde se encuentra, pero no estoy muy convencido. Lo que es seguro es que nunca ha sido sometido a un proceso.
Y, después de las molestias, ¿qué sucedió?
La historia más triste es la de mi hermano Kevin. Se hizo sacerdote, pero algunos años después descubrí que también había sido acusado de abusar de menores.
¿Y qué hace ahora su hermano?
No sé nada de él hace años, pero todavía vive en Missouri. Corrió la misma suerte del sacerdote que había abusado de nosotros: fue alejado del servicio que le permitía estar cerca de los niños, pero nunca fue castigado.
¿No le parece que la presión de este informe de la ONU y la llegada del nuevo Papa produzcan cambios en el Vaticano?
Lo dudo; se comportan así desde hace siglos. Francisco ha dado pasos en cuanto al gobierno de la Iglesia, pero es papa hace un año y no ha salvado a ningún niño de los predadores que atacan todos los días.
¿Qué es lo que debería hacer el Papa?
Denunciar a los culpables, hacer que vayan a juicio y castigarlos incluso desde el punto de vista canónico. Destituir a los obispos que han protegido a los abusadores, Prevenir, vigilando a los sacerdotes y aclarando que estos comportamientos no son tolerados.