La historia de lucha contra la corrupción que sacude a Egipto
Mariam Malak, una estudiante brillante, no dio crédito al ver que había sacado un cero en todas las asignaturas y optó por luchar, convencida de que intercambiaron sus exámenes con los del hijo de una personalidad.
Esta hija de un maestro de una aldea pobre de la provincia de Minya, a 240 km al sur de El Cairo, denuncia una "falsificación" que le valió un cero en todas las materias del bachillerato. Y eso que había tenido una nota global superior a 97 sobre 100 en los exámenes de los dos años anteriores.
En un país minado por la corrupción su protesta ha tenido eco entre la población. Su combate, su cara, a la vez seria y aniñada, y sus lágrimas en televisión pegan fuerte en las redes sociales.
"Cuando me mostraron mis supuestos exámenes no me lo podía creer: había apenas unas líneas pese a que yo no había parado de escribir", se extraña esta joven de 19 años que sueña con ser médico, como sus dos hermanos.
"Desde que comenzó el caso, tengo la sensación de vivir una pesadilla. Pero no me daré por vencida", afirma Mariam.
Sus abogados creen que alguien ha cambiado sus exámenes por los del hijo de algún dignatario. Una hipótesis creíble en un país acostumbrado a los escándalos educativos y a la corrupción que favorece a la prole de familias influyentes.
Desde el anuncio del resultado de sus pruebas a mediados de julio, la estudiante no ha dado su brazo a torcer. Presentó una demanda ante el ministerio de Educación, y como este la rechazó, recurrió a la fiscalía. Unos expertos en grafología de Asiut, en el sur, compararon su escritura con la de sus supuestos exámenes. El informe los consideró idénticos y se archivó el caso.
Carrera de obstáculos
"Cuando salió el primer informe, se desmayó y la hospitalizamos brevemente", cuenta su hermano Mina, un médico. Poco después salió en televisión llorando, incapaz de articular palabra, con un catéter todavía en la mano.
Pero su obstinación dio resultado. En las redes sociales llueven los mensajes de solidaridad, con el hashtag #yocreoenMariamMalak. En las televisiones la apodada "estudiante cero" cuenta la carrera de obstáculos a la que se enfrenta.
La cobertura mediática ha obligado a las autoridades a retomar el caso. El primer ministro Ibrahim Mahlab la recibió y anunció que "la defendía en su demanda como si fuera su hija". Su oficina precisó que estudiaba querellas similares.
La fiscalía reabrió el caso, formando otro comité de expertos, esta vez en El Cairo, para analizar de nuevo la escritura de Mariam.
"Estamos a la espera del informe. Si no es favorable continuaremos. Tenemos derechos y los haremos valer: los exámenes atribuidos a Mariam no son los suyos, y no es su escritura", recalcaba el martes su hermano Mina.
Después del encuentro de Mariam con el primer ministro, un responsable del ministerio de Educación, Mohamed Saad, afirmó que se "aplicará cualquier decisión de la fiscalía".
Nabil Halim, uno de los abogados de la estudiante, está convencido de que detrás de todo esto hay "una personalidad influyente".
Mariam, de la minoría cristiana copta, no quiso invocar la discriminación religiosa y rechazó un encuentro con el papa de esta comunidad recalcando que "su causa era la de una ciudadana egipcia". (I)