La crisis empaña el décimo aniversario del euro
El euro, el logro más tangible del proyecto comunitario, celebra hoy sus diez años de puesta en circulación, coincidiendo con el momento más delicado de su existencia por las dudas sobre su futuro agravadas en los últimos meses.
Ya en enero de 1999, cuando el euro fue lanzado como moneda virtual, el primer presidente del Banco Central Europeo (BCE), Wim Duisemberg, advirtió de que la estabilidad de la moneda dependería de la confianza que le otorgaran los ciudadanos.
No obstante irrumpió en la vida de doce países de la Unión Europea (UE) el 1 de enero de 2002.
El optimismo por la adopción del euro duró aproximadamente lo que los años de bonanza: hubo una primera etapa de estabilidad que se prolongó hasta 2008 y otra posterior, que puso de manifiesto las deficiencias del sistema.
La falta de confianza en la eurozona y en el propio euro ha sido lo que, una década después de la introducción física de la moneda, ha puesto en duda su viabilidad y ha amenazado su supervivencia.
Actualmente la Eurozona engloba a 332 millones de personas en 17 países. A mediados de 2011, 14.200 millones de billetes y 95.600 millones de monedas circulaban por un valor de cerca de 870.000 millones de euros, según el Banco Central Europeo (BCE).
En el último año, la situación económica en Grecia y el riesgo de contagio a países como Italia, Portugal y España, ha revelado que cuando la Unión Europea diseñó la moneda única no se tuvieron en cuenta los desequilibrios entre las economías ni se crearon los instrumentos necesarios para actuar en tiempos de crisis.
La situación ensombrece un aniversario que la Comisión Europea señaló hace unos días que no tiene previsto conmemorar de ninguna manera especial.
Los países de la moneda única, en cambio, sí han acordado con el Banco Central Europeo y con Bruselas acuñar una moneda conmemorativa de dos euros, de la que se distribuirán 90 millones de ejemplares en los próximo días.
Además, la UE ha elaborado un vídeo oficial conmemorativo del euro en el que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, asegura que pese a las dificultades que atraviesa Europa, los ciudadanos pueden estar seguros de que el BCE se mantendrá fiel a su mandato de asegurar la estabilidad de los precios.
Los numerosos comentarios jocosos y en tono escéptico añadidos al vídeo en el portal Youtube revelan el sentir de muchos ciudadanos europeos, preocupados por el futuro de su moneda.
Las dudas se ven alimentadas por los augurios sombríos de analistas, agencias de calificación y por personalidades europeas, como el primer presidente de la Comisión, Jacques Delors, quien ha llegado a afirmar que la eurozona y su moneda están "al borde del precipicio".
La situación llevó incluso a Mario Draghi a advertir sobre el alto riesgo que conllevaría que un país abandonara el euro, declaraciones muy sonadas por venir del cargo que ocupa, y que posteriormente fueron matizadas, al afirmar que no tiene ninguna duda sobre la fortaleza, permanencia e irreversibilidad de esa moneda.
Los países de la zona euro y el Ejecutivo comunitario siguen insistiendo, no obstante, en que la moneda única es estable y que la crisis no es una crisis del euro.
"Con el reciente fortalecimiento de las normas comunitarias sobre gobierno económico y supervisión ya existe la base para la recuperación, que se está reforzando con el Pacto Fiscal acordado por los líderes de la Unión Europea", explica la Comisión Europea en un comunicado.
El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, opina que la frágil situación económica actual, "es el momento oportuno de recordar los principios fundamentales sobre los que se construyó el euro y de favorecer el regreso a una Europa fuerte, de oportunidades".
Rehn confía en que exista "voluntad política, una fuerte determinación y una acción rápida para restablecer el crecimiento económico, crear más puestos de trabajo y devolver la confianza a los inversores y al público".
Actualmente la Eurozona engloba a 332 millones de personas en 17 países. A mediados de 2011, 14.200 millones de billetes y 95.600 millones de monedas circulaban por un valor de cerca de 870.000 millones de euros, según el Banco Central Europeo (BCE).