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Ecuador, 28 de Diciembre de 2024
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La CIA lideró bombardeo en Angostura

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Un programa secreto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense ayudó al gobierno de Colombia a eliminar a varios líderes de las FARC en la última década, incluyendo a Raúl Reyes en Ecuador, aseguró este domingo el diario The Washington Post.

El reporte se basa en entrevistas a más de 30 exfuncionarios y actuales funcionarios de Estados Unidos y Colombia, que hablaron a condición del anonimato debido a que el programa es confidencial y se encuentra en curso.

De acuerdo con el periódico, el programa a favor del gobierno colombiano incluye importante ayuda de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y se apoya en un "presupuesto multimillonario" en dólares y de carácter secreto que no forma parte del llamado "Plan Colombia", que se inició en el año 2000.

El Post reportó que la NSA  ha brindado "sustancial ayuda de espionaje" al gobierno colombiano.

El plan contra las FARC fue implementado con autorización del entonces presidente estadounidense George W. Bush (2001-2009) a inicios de su gobierno y ha continuado en el mandato de Barack Obama, según las fuentes citadas por el rotativo.

El programa de lucha contra los insurgentes estaba dirigido para combatir a los cabecillas no sólo de las FARC, sino también del Ejército de Liberación Nacional (ELN), precisa el periódico estadounidense.

Dicho programa, consistía en "un seguimiento en tiempo real" de los dirigentes rebeldes y "a partir del año 2006 se convirtió en una herramienta particularmente eficaz para matarlos".

Revela que Estados Unidos proporcionó a Colombia equipo para sistema de posicionamiento global (GPS), que cuesta unos 30.000 dólares por unidad, que puede ser usado para transformar municiones normales en "bombas inteligentes" capaces de dar en el blanco con exactitud en objetivos específicos, aunque se encuentren en selvas densas.

El rotativo cita el ataque al campamento de Angostura. "En marzo de 2008, de acuerdo con nueve funcionarios estadounidenses y colombianos, la Fuerza Aérea Colombiana, con la aprobación tácita de EE.UU., lanzó bombas inteligentes de fabricación estadounidense a través de la frontera con Ecuador para matar a un importante líder de las FARC, Raúl Reyes (entonces "número dos" de la guerrilla). El papel indirecto de EE.UU. en ese ataque no se ha divulgado previamente", sostiene.

 A raíz del ataque en Angostura (Sucumbíos), Ecuador rompió relaciones con Colombia, por violación a su territorio. Inclusive, se inició un proceso judicial para los implicados en aquel ataque en el que falleció, también, un ciudadano ecuatoriano que el régimen del entonces presidente colombiano, Álvaro Uribe, lo calificó como "informante de las FARC".

The Washington Post recordó que en 2006 Colombia era el país receptor del tercer mayor paquete de ayuda militar estadounidense, después de Egipto e Israel, pero ese programa secreto dio un salto cualitativo cuando pasó a incluir el dispositivo de GPS para ser utilizado con bombas de 500 libras.

Fue precisamente una bomba de 500 libras con dispositivo de GPS que permitió la eliminación de Abu Musab al Zarqawi (Al Qaeda) en Irak, y, según el diario, el entonces presidente Uribe pidió reservadamente a Bush que Colombia recibiera esa capacidad de combate.

Peritos estadounidenses y colombianos inicialmente trataron de adaptar aviones de fabricación brasileña Super Tucano para cargar las bombas, y finalmente se decidieron por modelos Cessna A-37 Dragonfly.

Sin embargo, militares estadounidenses mantuvieron ocultos de sus pares colombianos las claves de encriptación que permitían comunicar el sistema de orientación de las bombas con los cerebros electrónicos guiados por GPS.

En 2007, operaciones realizadas con el nuevo sistema de bombas inteligentes produjeron la muerte de dos líderes de las FARC, primero Tomás Medina Negro Acacio y seis semanas más tarde Gustavo Rueda, alias Martín Caballero, de acuerdo con el diario.

En 2008, la CIA localizó a Reyes en un campamento situado en Ecuador, a una milla de la frontera con Colombia.

"Fue un descubrimiento incómodo para Colombia y Estados Unidos. Conducir un ataque significaba que pilotos colombianos en aviones colombianos destruirían un campamento usando bombas construidas en Estados Unidos y con un cerebro electrónico controlado por la CIA", apuntó el diario.

Recién en 2010 los expertos de la CIA repasaron a la Fuerza Aérea colombiana los códigos de encriptación de las bombas inteligentes.

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