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La Ministra de Seguridad acusa a fuerzas del orden que participaron en el operativo de dar “información falsa”

3 prófugos desvelan fallas en el gobierno argentino

Uno de los 3 fugitivos fue capturado el sábado en un operativo en la provincia de Santa Fe; los otros dos fueron detenidos ayer en la misma localidad.
Uno de los 3 fugitivos fue capturado el sábado en un operativo en la provincia de Santa Fe; los otros dos fueron detenidos ayer en la misma localidad.
Foto: AFP
12 de enero de 2016 - 00:00 - Marcelo Izquierdo y agencias. Corresponsal en Buenos Aires

El gobierno del empresario derechista Mauricio Macri comenzó a lamerse las heridas del enorme papelón sufrido en su primer mes de gestión con la fuga cinematográfica y posterior captura de tres peligrosos sicarios del narcotráfico, que incluyó anuncios y desmentidos propios de una comedia de enredos de Hollywood.

Este lunes fueron detenidos los dos últimos prófugos que eran literalmente “cazados” por un ejército de cientos de gendarmes y policías en campos de la provincia de Santa Fe, al norte de Buenos Aires. El tercer sicario había sido capturado el sábado en la misma zona, cuando las autoridades nacionales anunciaron con bombos y platillos el arresto de los tres hombres más buscados del país. Hasta el propio Macri había informado en su cuenta de Twitter el triple arresto, que se develó más tarde falso, y felicitado a los miembros del operativo. Pero a esa hora solo uno de los delincuentes estaba bajo arresto, lo que derivó en un escándalo mayúsculo con acusaciones cruzadas que afectaron la imagen presidencial. Incluso Macri citó a su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que diera explicaciones por el papelón. La funcionaria denunció entonces que las distintas fuerzas de seguridad que participaban en la “cacería” de los prófugos le dieron “información falsa”. Las acusaciones involucraron además a los gobiernos de Buenos Aires (macrista) y de Santa Fe (socialista).

“Alguna cabeza va a rodar”, dijeron fuentes del gobierno al diario Página 12. Y todas las miradas apuntan a Bullrich, quien ya fue ministra de Trabajo durante el gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001) cuando firmó el decreto que  podaba el 10% de los salarios a trabajadores del Estado y las jubilaciones. “Macri está muy pero muy enojado”, dijeron las mismas fuentes.

El daño ya estaba hecho. A esa hora Twitter hervía con chistes de todo tipo. Uno de los más logrados era una placa falsa similar a los flashes informativos del popular canal de noticias Crónica TV que anunciaba: “El PRO (Propuesta Republicana, el partido de Macri) denuncia fraude en el conteo de prófugos”, al ironizar sobre las denuncias que esa agrupación hacía ante cada derrota electoral que sufría durante el kirchnerismo.  

Pero el caso policial no causa gracia más allá de la tragicomedia de enredos protagonizada por el gobierno, sino que conmociona al país austral por varios motivos: en primer lugar porque los sicarios habían asesinado a tres empresarios a balazos, en un triple crimen de ribetes inéditos en Argentina y que estuvo ligado al tráfico de efedrina, una sustancia lícita que se utiliza como descongestionante y broncodilatador en la industria farmacéutica, pero también en la producción de anfetaminas o drogas sintéticas.

El triple homicidio ocurrió el 7 de agosto de 2008. La justicia condenó a prisión perpetua a los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schilacci, como autores del homicidio  de los empresarios farmacéuticos Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, que aparecieron acribillados en un descampado en la zona de General Rodríguez, periferia oeste del cono urbano bonaerense y que al parecer estaban involucrados en el negocio ilegal. A raíz de este caso, vinculado a cárteles de la droga, el entonces gobierno kirchnerista restringió la importación de efedrina –que se había multiplicado de manera exponencial en esos años-  ya que se sospechaba que el país era usado como laboratorio para la producción de anfetaminas con destino a México, donde estaba prohibida la importación de esa sustancia farmacéutica.

El caso estuvo dormido durante varios años hasta que, en vísperas de las últimas elecciones, fue el gran causante de la caída en desgracia del exministro del Interior kirchnerista y candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Aníbal Fernández. El grupo mediático Clarín, opositor al kirchnerismo, realizó un reportaje en prisión a Martín Lanatta, quien acusó al entonces funcionario de ser ‘La Morsa’, un personaje mencionado en el juicio contra los sicarios y que sería uno de los jefes del cártel de la efedrina que operaba en el país. Fernández desmintió en forma rotunda la versión y llegó a acusar a dirigentes de su propio partido de estar detrás de la denuncia.

La figura de  Fernández quedó devastada y perdió las elecciones a gobernador de Buenos Aires a manos de la derechista María Eugenia Vidal, lo que catapultó luego el triunfo de Macri en el balotaje del 22 de noviembre pasado.  El exministro asegura que fue víctima de una “campaña sucia”.  

Tras la asunción de Macri, el caso volvió a quedar en el olvido, pero el 27 de diciembre pasado los tres sicarios se fugaron con una pistola de juguete de la prisión de máxima seguridad de General Alvear, en la provincia de Buenos Aires, en un escape que tuvo todos los condimentos de complicidades internas y externas. La noche de la fuga debía haber tres agentes penitenciarios de guardia en el portón de entrada de la prisión, pero había solo uno y estaba desarmado. ¿El motivo? Es testigo de Jehová y su religión le impide portar armamento, algo insólito para una fuerza de seguridad. Esa fue solo una de las increíbles irregularidades detectadas esa noche en el penal.

A partir de allí comenzó una verdadera “cacería” a los sicarios prófugos, que se enfrentaron a balazos en al menos tres oportunidades con fuerzas de seguridad en su huida cinematográfica de 1.360 kilómetros por la provincia de Buenos Aires y luego por campos de Santa Fe. Atrás dejaron varios policías heridos.

Los tres prófugos contaron con ayuda financiera, ya que consiguieron dinero y armas. La policía arrestó a varias personas acusadas de brindarles refugio y protección en medio de decenas de allanamientos. Este caso “muestra hasta dónde llega la complicidad del narcotráfico”, dijo la gobernadora derechista bonaerense, María Eugenia Vidal, una de las más afectadas por la fuga que ocurrió en su territorio.  Macri buscó despegar a su gobierno: “hay un sistema que está podrido”, dijo.

Aníbal Fernández, a su vez, atribuyó la fuga a la denuncia en su contra con la complicidad del grupo Clarín y se preguntó:  ¿Nos enteraremos ahora de lo que (los tres sicarios) cobraron por la operación electoral (en su contra)  y si fue parte del arreglo de la fuga?”.

La comedia de enredos se extendió durante más de dos semanas. En varias ocasiones, funcionarios de seguridad nacional y bonaerense anunciaron que los prófugos estaban cercados, pero siempre lograban escapar. Incluso llegaron a huir a bordo de una camioneta con la inscripción de Gendarmería, lo que dio la pauta de los recursos con que contaban para intentar romper el cerco policial.

La fuga concluyó ayer en un campo de Santa Fe. Pero la noticia tardó en ser oficial. Todos tenían miedo de repetir el papelón del anuncio fallido del sábado pasado. La siempre activa cuenta de Twitter de Macri permanecía esta vez en silencio... Quien se quema con leche, ve una vaca y llora. (I)

EL OPERATIVO

El vicegobernador de Santa Fe, Carlos Fascendini, confirmó ayer la recaptura de los últimos dos prófugos, Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, cerca de Cayastá, una localidad rural 550 km al noroeste de Buenos Aires, en la provincia de Santa Fe. El funcionario aseguró que efectivos de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) de la provincia encontraron a los delincuentes en un molino arrocero, ubicado a 3 kilómetros de donde había sido apresado el sábado Martín Lanatta.

Los detenidos ya fueron trasladados a Comodoro Py por orden del juez federal porteño Sergio Torres. Lanatta y Schillaci tendrían una audiencia en el despacho del magistrado en Retiro y luego quedarían alojados en el penal de Ezeiza, donde ya se encuentra Martín, el líder de la banda.

Los tres sicarios se fugaron el 27 de diciembre de una cárcel donde cumplían prisión perpetua por un conmocionante triple crimen en 2008 relacionado con el tráfico de efedrina a México.

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