La reciente investigación de coimas entregadas por la constructora brasileña Odebrecht, a funcionarios de gobiernos peruanos, a cambio de la adjudicación de obras de infraestructura, deja sentir su presencia en medio de las lluvias torrenciales y de los desbordamientos que vive la costa norte, y la sierra centro y sur de este país.

Y es que el presidente Pedro Pablo Kuczynski ha sido enfático en señalar que, si llegase a declararse una emergencia nacional, como medio para dar inicio a una reconstrucción acelerada de los espacios afectados, se estaría “abriendo la puerta a la corrupción”.

Solo 11 regiones, de las 25 del país, están declaradas en emergencia, entre ellas Tumbes y Piura.

Su declaración apunta a un hecho cierto: la declaratoria de emergencia permitiría la contratación acelerada, sin licitación ni ofertas alternativas, de empresas que, como Odebrecht, ofrezcan inversión en infraestructura vial, educativa, habitacional, etc., sin el debido sustento ni transparencia. “Ya se ha demostrado que otro de los huaicos que vive en Perú es el de la corrupción”, mencionó Kuczynski, para esbozar la magnitud del problema adyacente a este desastre natural.

Apenas unas horas antes, y como vocero principal del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), creado precisamente para enfrentar organizativamente este debacle, Fernando Zabala, premier del gobierno, mencionó la intolerancia absoluta frente actos de corrupción que impliquen el mal manejo de fondos emitidos para los sitios afectados por las lluvias.

Zabala ratificó que la ayuda gubernamental ha iniciado con la entrega de 100 mil soles ($ 35.000) a cada municipio afectado, y la aplicación de una serie de medidas económicas para la activación monetaria en estas zonas. En adelante, según dijo, se reprogramarán las ayudas estatales, en la medida en que se defina una vía adecuada para su control y orientación en beneficio directo de los afectados.

Sitios arqueológicos afectados

Mientras tanto, las lluvias no dejan de producir estragos. En la región norte (Tumbes, Piura, Lambayeque) la realidad es apremiante. Las lluvias afectan ahora espacios arqueológicos como las Huacas de Túcume y Sicán, ante cuyo daño poco se puede hacer en medio de la emergencia, que ya dejó 75 muertos y 100.000 desplazados.

En poblaciones más cercanas a Lima como Huarmey y Casma los habitantes continúan con el agua hasta la cintura, y empiezan a florecer síntomas de deshidratación, fiebre, y disentería, propios de afecciones por el clima.

En Lima, en cambio, de a poco se restablece el servicio básico de agua, así como el ingreso de productos a mercados. Una situación que no está cerrada del todo, pues se prevé que las lluvias se mantengan los próximos 15 días ya que la temperatura en el mar sigue aumentando.

Países vecinos ayudan

Ante la situación que aqueja a los peruanos, países de la región como Chile, Colombia y Ecuador se solidarizaron con el envío de ayuda humanitaria.

Colombia envió cuatro helicópteros y 30 toneladas de ayuda humanitaria; mientras que Chile envió 18 toneladas. Entre los productos se encuentran 1.000 paquetes de alimentos no perecederos, 1.000 kits de aseo, 3.000 frazadas, 3.000 toldos y 1.600 carpas. Asimismo Ecuador envió un helicóptero y 3.000 kits de alimentos. Uruguay, por su parte, facilitó 3 unidades potabilizadoras de agua y apoyo técnico para su puesta en marcha.   

Brasil y Argentina enviarán dos aviones Hércules, ambos cargados de alimentos para atender a las víctimas de los desastres naturales. (I)