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Ecuador, 24 de Diciembre de 2024
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Justicia militar de EE.UU. juzgará al saudí Al Nashiri por terrorismo

Casi diez años después de su captura, el saudí Abdl A-Rahim al Nashiri comparecerá la semana próxima ante un tribunal militar en la base estadounidense de Guantánamo (Cuba), acusado de numerosos cargos como supuesto cabecilla de la red terrorista Al Qaeda.

El juicio es el primero en celebrarse según la nueva fórmula de las "comisiones militares" bajo la administración del presidente de EEUU, Barack Obama, quien intentó en vano suprimirlas, y Al Nashiri puede convertirse en el primer detenido condenado a pena de muerte, si es declarado culpable.

Al Nashiri, de 46 años, ha sido identificado por las autoridades estadounidenses como el planificador del ataque, el 12 de octubre de 2000 en el puerto de Adén (Yemen), contra el destructor "Cole", en el cual murieron 17 marinos y 39 resultaron heridos, además de haber sido señalado por su responsabilidad en otros actos terroristas.

Asimismo, está incluido junto con los otros supuestos cabecillas de Al Qaeda Khalid Sheik Mohammed y Abu Zubayda en la lista corta de sospechosos sometidos a malos tratos físicos, como la asfixia por agua, reconocida por el entonces director de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA), Michael Hayden, en 2008.

Según la Dirección Nacional de Inteligencia de EEUU, Al Nashiri fue el jefe de Al Qaeda en la península Arábiga hasta su captura en noviembre de 2002 en los Emiratos Árabes Unidos.

Este saudí, como otros miles de musulmanes, se unió en la década de los 80 a la lucha de los afganos contra los invasores soviéticos y, después de una conflictiva relación con el jefe de Al Qaeda, Osama bin Laden, se incorporó a la organización probablemente en 1998.

En agosto de 2007 el Pentágono indicó que 14 supuestos terroristas, entre ellos Al Nashiri, habían sido transferidos de prisiones clandestinas a la base naval que Estados Unidos ocupa desde 1903 en la bahía de Guantánamo y que todos ellos habían sido clasificados como "combatientes enemigos".

De acuerdo con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la situación actual de Al Nashiri "es consecuencia de la complicidad activa del Gobierno de Polonia en su transferencia desde territorio polaco (...), después de las torturas que sufrió" en un centro de detención denominado Stare Kiejkuty, y facilitado por los Servicios de Información Militar polacos a la CIA estadounidense.

Como otros cientos de supuestos terroristas capturados por Estados Unidos después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, Al Nashiri permaneció largos períodos en lugares clandestinos y fue transferido a países donde se recurre a la tortura.

Fue el último de los supuestos cabecillas de Al Qaeda cuyo sometimiento al "submarino" -tormento por el cual se lleva al cautivo casi a la asfixia por agua- fue filmado en Tailandia por agentes de la CIA que lo interrogaron.

De acuerdo con documentos obtenidos por la Unión de Libertades Civiles (ACLU) bajo la Ley de Libertad de Información, durante una comparecencia ante el tribunal militar en Guantánamo Al Nashiri dijo que había confesado su vinculación con el ataque al "Cole" porque estaban torturándolo.

En su declaración, Al Nashiri mencionó siete "confesiones" que, aseguró, fueron obtenidas mientras lo torturaban y afirmó que eran falsas.

Entre ellas están los ataques contra el buque mercante francés "Limburg" en 2002, planes para atacar con bombas barcos estadounidenses en el golfo Pérsico y que Bin Laden poseía un arma nuclear.

El procesamiento de Al Nashiri, al igual que el de cientos de hombres que han estado recluidos en Guantánamo desde 2002, aparece enredado con los vaivenes del Gobierno de Estados Unidos en torno al tratamiento de estos prisioneros.

El 20 de abril pasado los fiscales militares en Guantánamo anunciaron que pedirán la pena de muerte para Al Nashiri, si se le declara culpable de los cargos que se le leerán el 9 de noviembre.

En julio, el equipo defensor encabezado por el teniente comandante naval Stephen Reyes afirmó, en una carta, que "mediante el abuso físico y psicológico el Gobierno (de EEUU), esencialmente, ya ha matado al hombre que capturó hace diez años".

"Tras torturar a Al Nashiri y someterlo a tratamientos crueles, inhumanos y degradantes, Estados Unidos ha perdido su derecho a juzgarlo y, ciertamente, su derecho a matarlo", sostuvo la defensa.

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