Juan Manuel Santos, el impulsor de la paz en Colombia
Juan Manuel Santos, presidente de Colombia desde hace más cinco años, se ha ido imponiendo como el impulsor de la paz en su país, afectado desde hace más de medio siglo por el conflicto armado más antiguo de América Latina.
"La paz está cerca", sentenció el mandatario este miércoles, antes de encontrarse con los negociadores del proceso iniciado en noviembre de 2012 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), principal guerrilla del país.
Cuando era ministro de Defensa (2006-2009), Santos lideró la más fuerte ofensiva lanzada contra ese grupo insurgente, fundado en 1964 y que cuenta con unos 7.000 combatientes, según cifras oficiales.
Pero una vez elegido en 2010 y reelegido en 2014, este dirigente de centro-derecha, moderado y de temperamento reposado, se ha ido poco a poco consolidando como acérrimo defensor de la paz.
Simbólicamente, incluso, viste cada día una pequeña paloma de la paz en su chaqueta, un prendedor metálico que suele ofrecer a quienes lo visiten y que se ha vuelto marca registrada de su gobierno.
Liberal formado en la London School of Economics, Santos, de 64 años, se propuso finalizar una guerra que mina humana y económicamente su país, que sin embargo, es la democracia más antigua de Latinoamérica, una región que ha vivido por décadas sucesivos golpes de Estado.
"Lo que Colombia más necesita es vivir en paz, hace 50 años que nos matamos entre hermanos", había dicho en una entrevista con la AFP antes de ser reelecto.
De la ofensiva feroz a la mano tendida
A lo largo de decenios, este complejo conflicto -que suma al menos 220.000 muertos y más de seis millones de desplazados- ha opuesto a guerrillas de extrema izquierda, paramilitares de ultraderecha, fuerzas militares y cárteles de tráfico de cocaína, de la que Colombia es el principal productor mundial.
Pedazos enteros de territorio permanecen plagados de minas antipersonales, que en los últimos 15 años han matado a 2.000 personas y herido a otras 9.000, lo que hace de este país montañoso pero a la vez selvático, el más afectado por este flagelo después de Afganistán.
Santos pretende además, avanzar en el camino de una paz más completa. Su gobierno ha incluso tomado "contactos exploratorios" con la segunda guerrilla del país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), con el fin de iniciar diálogos formales con este grupo rebelde de unos 2.500 integrantes, según cifras oficiales.
Proveniente de una destacada familia -su tío abuelo fue jefe de Estado y dueño del influyente diario El Tiempo-, este padre de tres hijos ha ocupado varios ministerios, en sucesivos gobiernos con diferentes tendencias políticas.
Pero fue en la cartera de Defensa en la que destacó al imponer una lucha sin compasión contra los guerrilleros, bajo la batuta de su predecesor de derecha, actual senador y principal opositor, Álvaro Uribe.
Así, entre los logros de Santos están el abatimiento en 2008 del número dos de las FARC, Raúl Reyes, y la liberación de la rehén franco-colombiana Ingrid Betancourt. Después, vinieron los operativos en los que cayeron el jefe militar de las FARC, Jorge Briceño (Mono Jojoy), en 2010, y su jefe máximo, Alfonso Cano, en 2011.
En paralelo, sin embargo, el gobierno de Santos estableció contactos con la guerrilla, porque, según su cuñado Mauricio Rodríguez, uno de sus asesores más cercanos, "la paz es su objetivo".
"Hizo la guerra como un medio para lograrla: debilitar a las FARC para obligarlas a sentarse a la mesa. Después de él va a ser difícil dar marcha atrás. El ya ganó esa batalla", dijo a la AFP.
Esta determinación no le ha significado únicamente elogios. Uribe, quien fuera su mentor, lo ha tildado incluso de "traidor a la patria", por ese acercamiento con el grupo insurgente al que su gobierno se oponía ferozmente. (I)