“En Nicaragua hay un agotamiento de un modelo corrupto y autoritario”
El exdirigente de Alfaro Vive Carajo (AVC) es director de la Fundación Domun, de Cuenca, y coordinador del Movimiento Montecristi Vive. Juan Cuvi conversó con este diario en la Universidad Salesiana sobre la situación en Nicaragua. Él estuvo tres meses en ese país entre el 79 y 80.
¿Cómo mira los hechos en Nicaragua, más de 30 muertos y decenas de heridos por protestar?
Fui a Nicaragua entre el 79-80. En esa época, ese proceso revolucionario era un referente para la izquierda, un motivo de esperanza para los jóvenes. La situación actual empezó en el 91, cuando los sandinistas perdieron la elecciones. Un grupo de ellos se apropió de tierras y bienes incautados de los somocistas, pero en beneficio personal. Allí inició una deriva de corrupción que no ha parado hasta hoy.
¿Las protestas en la calle son un síntoma del hastío al Gobierno de Ortega?
Es el síntoma de una juventud que tiene otra aspiración con respecto a la política y a la democracia. Y que venía expresando cierto descontento que ha sido represado por un Gobierno autoritario. También era una indignación frente a lo que veía: una dinastía que reproducía lo que se vivió 40 años atrás en una familia. Los esposos Ortega Murillo se han repartido el poder como en las viejas usanzas de las dictaduras de Centroamérica. El detonante es una medida que afecta a los derechos de la gente e involucra también a sectores empresariales. Pero, en el fondo es un agotamiento de un modelo corrupto y autoritario, como son estos gobiernos mal llamados progresistas en América Latina.
¿Queda algo del ex Frente Sandinista?
Nada. Cuando empieza la bifurcación entre una línea más coherente y honesta, el Frente Sandinista se rompe. Y el logo o membrete queda con Ortega. Pero hay un espacio llamado de Renovación Sandinista con gente como Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez.
¿Qué persiguen los líderes populistas como Daniel Ortega o Rafael Correa?
Enriquecerse y enriquecer a un grupo de adeptos, a unos sectores sociales con fuertes rasgos de arribismo que terminan convirtiéndose de alguna manera en las nuevas élites del país. En Ecuador el mayor obstáculo para una transformación serán los correístas, que aprendieron un manejo poco democrático del país. (I)