Las negociaciones se extenderán hasta el 7 de julio
Iraníes esperan que su economía mejore tras un acuerdo nuclear
Viena.-
El triunfo de las negociaciones sobre el programa nuclear iraní son un primer paso para que el presidente Hasan Rohani pueda asentar su poder, aunque también deberá enfrentarse a otros desafíos en política interior para mejorar la economía del país afectada por las sanciones comerciales impuestas por Occidente. La población, que sigue de cerca los diálogos, ya anticipa beneficios si se logra un “buen acuerdo”.
Elegido presidente desde la primera vuelta en junio de 2013, este religioso moderado prometió llegar a un acuerdo histórico y levantar las sanciones internacionales que paralizan la economía iraní, manteniendo al mismo tiempo el programa nuclear.
Las negociaciones se retomaron el pasado fin de semana en Viena. Un portavoz estadounidense informó ayer que el Grupo 5+1 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, Gran Bretaña, Francia y Alemania) e Irán acordaron firmar un acuerdo definitivo antes del próximo 7 de julio, tras superar ayer la anterior fecha límite que habían fijado para poner fin a 20 meses de negociaciones.
Las grandes potencias quieren asegurarse de que el programa nuclear iraní tiene una vocación estrictamente civil y que Teherán no busca dotarse de la bomba atómica y ofrecen a cambio levantar las sanciones.
El resultado de las negociaciones finales en Viena determinará la capacidad de Rohani para hacer cambios en política interior y mantener sus promesas electorales en cuestiones culturales y sociales.
Inflación de 40%
En la capital iraní, unas 200 personas se manifestaron para pedir “un buen acuerdo nuclear” y apoyar a la delegación iraní en Viena.
Los iraníes están atentos al resultado de las conversaciones en Viena y consideran que el acuerdo generaría una mejora económica importante a corto plazo para el país, según una nueva encuesta y un estudio dados a conocer en Washington.
La mayoría de los 80 millones de habitantes de Irán cree que, en el correr del año tras la firma de un acuerdo definitivo, incrementará el acceso a las medicinas y equipos médicos extranjeros, habrá más inversión extranjera y mejoras concretas en el nivel de vida, según la encuesta realizada por el Centro para la Investigación de la Opinión Pública, de la Universidad de Teherán e Iran Poll, una organización encuestadora independiente con sede en la ciudad canadiense de Toronto.
La clase media iraní y la población pobre han visto desplomarse su poder adquisitivo desde 2012, con una inflación superior al 40% antes de la llegada al poder de Rohani.
El gobierno de Rohani, calificado de “tecnócrata”, se ha enfrentado también a la caída del precio del petróleo. Después de adoptar en marzo un presupuesto de austeridad, el gobierno disminuyó las subvenciones directas, establecidas por el expresidente Mahmud Ahmadinejad, para atenuar la subida de precios.
Pero si se levantan las sanciones bancarias y petroleras internacionales, habrá que esperar todavía para notar los efectos, “ya que la situación político económica es mala”, señaló Said Laylaz, analista económico próximo a los reformistas.
Según Laylaz, un acuerdo nuclear reforzaría a Rohani frente a los reformistas, que habían prácticamente desaparecido de la vida política y del Parlamento después de la represión del movimiento de protesta de junio de 2009. Pero aprovecharon la victoria de Rohani para volver al escenario político y dos partidos reformistas fueron autorizados en las legislativas.
No habrá ninguna reforma sin acuerdo nuclear y un fracaso supondría enormes tensiones políticas, en especial si se decretan nuevas sanciones, advirtió Davoud Hermidas Bavand, profesor de la Universidad de Teherán.
“Después de haber gastado tanta energía en las negociaciones, la única opción de Rohani podría ser la de dimitir”, antes del final de su mandato en 2017.
Ante esto, el plazo para la eliminación de las sanciones sigue siendo un gran obstáculo en las negociaciones. El líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, quien tiene la última palabra en todos los asuntos de Estado, habría exigido en un discurso el 23 de junio que Estados Unidos retire todas las sanciones a partir de la firma del acuerdo, una demanda que podría complicar más las negociaciones.
Ayer el Consejo Europeo anunció que prorrogó la suspensión de las sanciones contra Irán hasta el 7 de julio para dar más tiempo a las negociaciones para lograr una decisión de largo plazo del problema nuclear iraní.
La labor de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) también constituye otro de los puntos cruciales de las conversaciones. Este organismo de la ONU ya tiene acceso a las plantas nucleares declaradas por Teherán, pero quiere extender su radio de acción a otros lugares, incluidas las instalaciones militares. Una petición que ha rechazado varias veces el ayatolá Jamenei.
Los negociadores todavía deben debatir otras cuestiones clave como la duración del acuerdo. La comunidad internacional quiere limitar el programa atómico iraní durante al menos 10 años, pero Jamenei se opuso la semana pasada a un bloqueo demasiado largo de la capacidad nuclear de su país. (I)