Investigadores del sistema inmunitario ganan Nobel
El Premio Nobel de Medicina fue otorgado ayer en Estocolmo a tres investigadores por sus trabajos sobre el sistema inmunitario que permite al organismo humano defenderse contra infecciones, abriendo nuevas vías en la lucha contra el cáncer y otras enfermedades.
El estadounidense Bruce Beutler, de 55 años, el francés Jules Hoffmann, de 70, y el canadiense Ralph Steinman, de 68, quien murió hace tres días, “revolucionaron” los conocimientos sobre el sistema inmunitario, declaró el secretario del comité Nobel de Medicina, Goran Hansson, al anunciar el premio.
El biólogo celular canadiense falleció el 30 de septiembre debido a un cáncer de páncreas, informó la Universidad de Rockefeller mediante un comunicado de prensa. A Steinman se le había diagnosticado el cáncer de páncreas hace cuatro años y, según la entidad superior, el científico fue tratado con la inmunoterapia de célula dendrítica que él había diseñado.
Los reglamentos de los premios Nobel no permiten que se otorgue este galardón en forma póstuma. Sin embargo, la Fundación Nobel mantendrá la concesión del premio a Steinman. La noticia de la muerte del investigador no se hizo pública hasta unas horas después del anuncio del premio, de ahí que el Comité Nobel considere que obró de buena fe y respetando el espíritu de los premios, a pesar de que vaya en contra de sus normas.
Los científicos Beutler y Hoffmann investigaron sobre el sistema inmunitario innato. Steinman, en cambio, es recompensado por sus trabajos en el sistema inmunitario de adaptación.
El sistema inmunitario permite al organismo defenderse liberando anticuerpos y células defensivas en respuesta a virus o gérmenes. En primera línea, este sistema puede destruir microorganismos infecciosos y provocar una inflamación que contribuye a bloquear el ataque antes de la aparición de los anticuerpos, explicó el comité.
Si esta primera línea de defensa fuera insuficiente, el sistema de adaptación entra en juego. Ello permite la vacuna, ya que las células conservan la memoria del agresor. Las investigaciones de los tres laureados abren, entonces, la vía a nuevos medicamentos y vacunas, y permiten combatir deficiencias inmunitarias, como el asma, la poliartritis reumatoide y la enfermedad de Crohn.
“Sus trabajos han abierto nuevas vías para el desarrollo de la prevención y para terapias contra las infecciones, los cánceres y las enfermedades inflamatorias”, explicó el jurado.
El profesor Hoffmann es investigador emérito del CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica de Francia).
Recordó a su padre, que provenía de una familia de agricultores y trabajaba como profesor de ciencias de la escuela secundaria, creando al mismo tiempo una vasta colección de insectos. “Toda su vida mi padre pasó su tiempo libre recogiendo e identificando insectos y me transmitió su pasión”, escribió Hoffman en una biografía.
Cuando era adolescente, a Hoffman le costó definir su camino. Pero finalmente se decidió a seguir los caminos de su progenitor y estudiar biología para ser profesor de secundaria en Luxemburgo, contó.
El otro ganador del Nobel, Beutler, investigador del sistema inmunológico de los ratones y las moscas de la fruta, también dijo haber emulado a su padre, un médico y científico que le permitió trabajar en su laboratorio cuando tenía apenas 14 años de edad.
“Desde que tenía seis o siete años yo no quería ser otra cosa que biólogo”, escribió Beutler en un comunicado después de recibir el Premio Shaw en Hong Kong el mes pasado.