Punto de vista
Incertidumbre política en Argentina
El inesperado triunfo de Mauricio Macri no solo alteró el rumbo político del país, sino que nos puso en la difícil tarea de encontrar a toda velocidad las palabras justas para tratar de comprender cómo tuvo lugar este resultado. Dejando de lado frases vacías como la gente necesitaba un cambio o hacía falta ponerle fin a la grieta, nos damos cuenta que todavía es muy difícil elaborar una explicación precisa. Incluso resulta demasiado prematuro hablar de fin de ciclo y cambio de época. Tras 12 años en el poder, Cristina Fernández de Kichner dejó su mandato con un índice de popularidad alto.
Tan es así que en la Plaza de Mayo hubo más gente despidiendo a Fernández de Kichner que recibiendo al nuevo presidente. Por otra parte, el triunfo ajustado de Macri y la poca representatividad en el Congreso y el Senado, obliga al PRO a actuar por canales paralelos a la institucionalidad democrática. La medida cautelar impulsada para destituir a Fernández de Kichner por la disputa en el traspaso de mando, además de suponer un golpe de Estado judicial, ejemplifica el estilo con el que tratará de gobernar Macri. Un estilo que establece una relación inversamente proporcional entre la violencia de las medidas propuestas y la forma despolitizada en que son anunciadas.
La estrategia responde a una combinación de manual de autoayuda y coach empresarial.
Una forma de proceder que comenzará a encontrar sus límites cuando el daño material de las medidas empiece a repercutir seriamente en la población.
Por otra parte, y si bien es cierto que Macri representa al mundo de las élites y a las corporaciones mediáticas y financieras, es un poco ingenuo creer que estas responden a un único interés y que comparten las mismas prioridades.
Hace mucho tiempo que no gobiernan el país y cada uno de los sectores estará pujando por materializar sus propios intereses. Y esto mismo sucederá con las presiones internacionales que Macri deberá ser capaz de gestionar.
Si a este escenario añadimos una ciudadanía altamente politizada y dispuesta a dar la pelea por mantener los derechos y las conquistas sociales de todos estos años, no resulta muy nítido cuál será el papel de Macri para garantizar la gobernabilidad.
En breve, la estrategia de los bailecitos y los globos de colores tendrá que ceder paso a decisiones concretas que repercutirán en la vida diaria de todos los argentinos. (O)