Human Rights denuncia torturas contra detenidos en protestas de agosto en Bielorrusia
Algunos de los miles de detenidos en los primeros días de protestas, tras la reelección de Alexander Lukashenko como presidente de Bielorrusia el pasado agosto, fueron víctimas de torturas y malos tratos, incluidas palizas y descargas eléctricas, según Human Rights Watch (HRW), que también ha constatado un caso de violación.
La organización ha entrevistado a 27 antiguos detenidos -21 hombres y seis mujeres-, los cuales fueron aprehendidos en su mayoría entre el 8 y el 12 de agosto. Además de hablar con personas al tanto de los arrestos y examinar 67 vídeos y testimonios escritos en relación con las protestas desencadenadas por el resultado de las elecciones del 9 de agosto, en las que Lukashenko obtuvo su sexto mandato.
Algunos de los detenidos habían participado en las manifestaciones, que calificaron de pacíficas, mientras que otros fueron apresados en las calles o sacados de sus coches. Muchos de ellos han compartido con HRW partes médicos y fotografías de las lesiones sufridas.
Las víctimas han descrito palizas, posiciones estresantes prolongadas, descargas eléctricas y, en al menos un caso, violación, y han contado haber visto como otros detenidos eran sometidos a abusos similares o incluso peores.
Todos ellos presentaban lesiones graves, incluidos huesos y dientes rojos, heridas en la piel, quemaduras por descargas y traumatismos craneoencefálicos moderados. Seis de ellos tuvieron que ser hospitalizados.
Sin agua, comida o medicamentos
Además, la Policía les mantuvo recluidos durante varios días, a menudo incomunicados, en condiciones de hacinamiento e insalubres, negándoles en ocasiones agua y comida y que pudieran ir al aseo. También se denegó el tratamiento a algunas personas que necesitaban recibir medicamentos, llegando en uno de los casos a provocar que un hombre cayera en coma estando bajo custodia, el cual ya se encontraba clínicamente muerto cuando fue trasladado al hospital.
El objetivo de los abusos, según los antiguos detenidos, aparentemente era castigar y humillar. La mayoría denunciaron que los miembros de la OMON (las fuerzas especiales de la Policía) y otros agentes apartaron a detenidos con una apariencia "atípica", como hombres con pelo largo o teñido o personas con tatuajes y 'piercings', y los sometieron a más insultos y malos tratos.
Todos los entrevistados vieron denegado su acceso a un abogado, y quienes fueron llevados ante un juez, relataron que los procedimientos apenas duraron unos minutos y concluyeron con sentencias de un breve arresto por delitos administrativos.
Algunos de ellos fueron liberados de forma anticipada, probablemente por lo atestados que estaban los centros de detención, mientras que los que no acudieron ante el juez salieron en libertad a las 72 horas, el plazo máximo contemplado por la legislación bielorrusa.
Al ser liberados tuvieron que firmar un documento prometiendo no participar en más manifestaciones sin autorizar y se les entregó una advertencia escrita de que se enfrentarían a cargos penales si lo hicieran, según HRW.
Objetivo: silenciar a la población
"La brutalidad generalizada de la represión, muestra hasta donde llegarán las autoridades bielorrusas para silenciar a la población, pero decenas de miles de manifestantes pacíficos siguen reclamando elecciones justas y justicia por los abusos", destacó el director para Europa y Asia Central de HRW, Hugh Williamson.
"Naciones Unidas y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) deberían poner en marcha urgentemente investigaciones para garantizar que se recaban las pruebas que podrían contribuir a la rendición de cuentas por graves violaciones de los Derechos Humanos".
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrará este viernes 18 de septiembre, un debate urgente sobre Bielorrusia.
Según HRW, sobre la base de sus hallazgos, buena parte de los abusos físicos cometidos por los policías antidisturbios y otros agentes de las fuerzas de seguridad constituye tortura, al igual que las condiciones de detención descritas por los entrevistados.
Las torturas y malos tratos documentados violan muchas de las obligaciones y compromisos internacionales de Bielorrusia, entre ellas la Convención de la ONU contra la Tortura, así como en su calidad de estado miembro de la OSCE.
Por ello, HRW ha confiado en que el Consejo de Derechos Humanos apruebe una resolución que pida a la oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos que monitorice e informe públicamente sobre las violaciones antes, durante y después de las elecciones y determine los hechos y las circunstancias de esas violaciones, con vistas a procesamientos.
Además, la resolución debería condenar las violaciones de Derechos Humanos en el país y pedir la liberación inmediata de los que siguen bajo detención arbitraria, incluidos periodistas, manifestantes, líderes opositores y sus partidarios, ha reivindicado HRW.
Por último, ha defendido que la OSCE debería activar el llamado Mecanismo de Moscú para una investigación por parte de un experto independiente que establezca los hechos y presente los resultados y recomendaciones a la organización.
"Los supervivientes de la tortura están presionando valientemente por justicia y la ONU y la OSCE deberían cumplir con su parte en garantizar justicia a las víctimas y rendición de cuentas para los responsables de las violaciones de Derechos Humanos en Bielorrusia", mennciió Williamson. (I)