Carrie Lam, jefa del Ejecutivo de Hong Kong, anunció la creación de una “plataforma” para que el Gobierno y la población puedan dialogar, tras  11 semanas de manifestaciones multitudinarias.

La iniciativa será un canal de comunicación directo con el Gobierno, y por otro lado, dará a las autoridades “una base mucho mejor para tratar algunas ansiedades y diferencias en la sociedad”, aseguró la jefa ejecutiva hongkonesa.

Lo que comenzó como un movimiento pacífico contra los cambios propuestos a la Ley de Extradición se transformó en enfrentamientos con gases lacrimógenos y balas de goma con cierre de vías de transporte público y el aeropuerto.

“Para los manifestantes se trata de una batalla por la libertad; para el Gobierno chino es una batalla por el control”, sentenció Willy Lam, catedrático de Historia y Economía en la Universidad China de Hong Kong, en una entrevista con El País.

En 1997, (156 años después), Hong Kong, la colonia británica volvió a formar parte de China. Su retorno está sujeto al acuerdo de 1984: “Los actuales sistemas sociales y económicos permanecerán inalterados, así como su estilo de vida”.

Sin embargo, en julio propuso una ley de extradición que permitiría que los ciudadanos hongkoneses sean juzgados en suelo continental, como en toda China.

El 9 de julio, Lam indicó que el proyecto de extradición no continuaría y en su última intervención lo definió como “muerto”. Pero, el director de un diario chino, Anthonny Neoh, aseguró que “esa no es la forma de retirar la legislación”, sin ningún escrito oficial. (I)