La nueva pena será de 50 años y cadena perpetua
Honduras aprueba ley que califica de terroristas a los pandilleros
Tegucigalpa.-
El Congreso de Honduras aprobó el martes una reforma legislativa que califica como terroristas a los pandilleros y a los participantes en manifestaciones de protesta, pese a un fuerte rechazo de la oposición.
En una sesión del Congreso, integrado por 128 diputados de cinco partidos, el secretario del legislativo, Mario Pérez, sometió a votación un artículo del Código Penal que “tipifica como terrorista el delito de asociación ilícita”.
En el siguiente artículo, Pérez dio como aprobada la norma que establece que comete delito de terrorismo quien realiza cualquier acto destinado a intimidar o causar terror u obligar al Estado y organización internacional a realizar cualquier acto.
Según estimaciones de la prensa, dos mil personas participaron en un mitin de protesta por las decisiones del Parlamento.
En rueda de prensa, previo a la sesión legislativa, el gobernante llamó a los diputados a aprobar la normativa, argumentando que hay que actuar antes de que las pandillas hagan lo mismo que en El Salvador. En el vecino país las pandillas enfrentaron a las autoridades y causaron la muerte de 60 efectivos, por eso es que se plantearon reformas penales.
Honduras es uno de los países más violentos del mundo, con una tasa de 60 homicidios por cada 100.000 habitantes, más de seis veces el promedio mundial de 8,9. Con esta reforma legal, la extorsión, que hasta ahora tenía una pena máxima de 20 años, pasa a ser considerada un delito de terrorismo, que acarrea una sanción de hasta 50 años de privación de libertad y cadena perpetua si se produjeron muertes.
El diputado oficialista Tomás Zambrano señaló: “Estas leyes permitirán enfrentar con fuerza la violencia que ejercen contra la población las pandillas imponiendo el cobro de la extorsión, incendiando negocios y matando”.
De acuerdo a las autoridades, la extorsión genera $ 200 millones al año a las pandillas y afecta en las zonas populares, donde los comerciantes se arriesgan al secuestro, incluso a la muerte si no pagan. (I)