La guerra en Siria entra a su décimo año sin solución
Siria entra en su décimo año de una guerra devastadora, sin salida a la vista para ese país convertido en un campo de enfrentamiento de las grandes potencias, donde los civiles pagan el precio más alto.
Los sirios, que salieron a la calle en marzo de 2011 para reclamar democracia y libertad, nunca habrían imaginado que su “revolución” se transformaría en un conflicto que ha causado más de 380.000 muertos.
Nueve años después, el presidente sirio, Bashar al Asad, parece más inamovible que nunca.
Apoyado por Rusia, Irán y el Hezbolá libanés, su régimen recuperó más de 70% del territorio, donde solo queda ahora un frente principal: la región de Idlib, en el noroeste, que representa el último gran bastión yihadista y rebelde.
La guerra ha devastado la economía y arrasado decenas de ciudades, provocando el éxodo de más de 11 millones de personas: desplazados o refugiados que a veces se amontonan en las fronteras de Europa.
Se trata de la mayor ola de desplazamientos del mundo desde la Segunda Guerra Mundial.
Y el país sigue siendo el escenario donde se enfrentan potencias internacionales y regionales, particularmente Rusia y Estados Unidos o Turquía, Israel e Irán. “No es un simple conflicto internacional”, resume el analista Fabrice Balanche.
Destrucción y exilio
La chispa de la revuelta se encendió en marzo de 2011 en la ciudad de Deraa (sur). Unos 15 adolescentes, inspirados por la primavera árabe en Túnez y Egipto, escribieron sobre los muros de su escuela lemas contra Al Asad.
El movimiento se extinguió, pero con la represión surgieron facciones rebeldes financiadas y armadas por algunos países del Golfo y apoyadas por los occidentales.
El conflicto se complicó con el ascenso de los yihadistas, principalmente del grupo Estado Islámico (EI).
Años de ofensiva dispersaron a esta organización, que sembró el terror en Medio Oriente y realizó sangrientos atentados en Europa.
Pese a la erradicación en marzo de 2019 de su “califato” en Siria por fuerzas kurdas apoyadas por una coalición internacional dirigida por Washington, el EI sigue realizando ataques mortales.
Cuando el EI conquistó en 2014 su provincia natal de Deir Ezzor (este), Omar Abou Leila huyó al extranjero. Fundador del sitio de noticias Deir Ezzor 24, este joven reprocha a la comunidad internacional haberse centrado en la lucha antiyihadista, eclipsando el objetivo de la “revolución”, la caída de Asad.
Sin embargo, si bien el régimen continúa vigente, siguen interviniendo en Siria cinco ejércitos extranjeros. Además de Rusia, Irán desplegó sus fuerzas y trata de consolidar su corredor hacia el Mediterráneo.
A pesar de la retirada iniciada a fines de 2019, hay tropas estadounidenses en el noreste, donde los kurdos gozan de una semiautonomía.
Washington busca asegurar los hidrocarburos, pero sobre todo frenar la influencia iraní. En este mismo sentido, Israel lanza regularmente ataques contra posiciones del régimen, de Irán o de Hezbolá.
La vecina Turquía, que apoya a grupos armados locales y desplegó tropas en el norte, lanzó ofensivas contra las fuerzas kurdas.
Las víctimas
Desplazados
La guerra en Siria, hasta ahora, causa más de 380.000 muertos desde marzo de 2011 y ha forzado el desplazamiento de millones de personas en este país fragmentado por un conflicto complejo.
3 millones de refugiados sirios se albergan en Turquía desde el comienzo de la guerra civil.
Disputas externas
Tropas estadounidenses cortaron el miércoles el paso a un convoy ruso que intentaba llegar a los yacimientos de petróleo en la provincia de Al-Hasaka. (I)